…aquella lucha no podía estallar de una manera perfecta, de una manera idealizada en todo el país…tampoco fue fácil el inicio de la lucha en Camagüey. Había algunas discrepancias… Algunos jefes revolucionarios con prestigio prestaban oídos a las promesas de los españoles, prestaban atención a las gestiones de paz…Existió el real peligro de que una gran parte de Camagüey depusiera las armas como consecuencia de aquellas influencias negativas.

Pero fue precisamente en ese instante cuando se yergue la figura de Ignacio Agramonte, el 26 de noviembre de 1868 en la reunión de Minas, y tiene una participación, una actitud, un gesto decisivo. Exclama: ¡Acaben de una vez los cabildeos, las torpes dilaciones, las demandas que humillan: Cuba no tiene más camino que conquistar su redención arrancándosela a España por la fuerza de las armas!

Logra hacer prevalecer sus criterios y arrastrar a sus compañeros a la lucha, y se consolida el levantamiento armado en Camagüey. Ese fue el primer servicio extraordinario prestado por Ignacio Agramonte a la lucha por la independencia…

Podemos decir con absoluta tranquilidad y con absoluta seguridad… ¡Ignacio Agramonte no fue nunca anexionista! No existe ningún antecedente histórico en su vida, no existe ningún antecedente en sus ideas y en sus criterios políticos, que permitan la menor sospecha de anexionismo en Ignacio Agramonte. Y quien dijo esas inmortales palabras: “Que nuestro grito sea para siempre independencia o muerte", no podía ser anexionista”.

...Fue en esta durísima guerra en la que se formó la conciencia patriótica de nuestro pueblo, en que descollaron aquellos gigantes.Fue en medio de esas vicisitudes que se desarrolló la extraordinaria personalidad de Ignacio Agramonte…

Es conocido que dondequiera que había un campamento de Ignacio Agramonte, había un centro de instrucción militar, había una escuela…Les inculcó a los patriotas camagüeyanos su espíritu, su ejemplo, sus extraordinarias virtudes. Y tan pronto tomó el mando, les hizo ver a las tropas españolas que Camagüey tenía capacidad de combate, que Camagüey no estaba desmoralizado, y que Camagüey se preparaba a desarrollar su espíritu de resistencia, que Camagüey se preparaba a llevar adelante la guerra…

Un hecho que levantó el ánimo en el campo cubano en momentos difíciles, que electrizó prácticamente a todo el mundo. Y fue el rescate del general Julio Sanguily el 8 de octubre

de 1871…esta fue sin duda una de las más grandes proezas que se escribieron en nuestras luchas por la independencia, y ha pasado a ser un hecho de armas proverbial, que en aquel entonces despertó incluso la admiración de las fuerzas españolas…Fueron muchos los combates de Ignacio Agramonte al frente de sus tropas, y fueron sobre todo muchas las cargas de caballería…

A lo largo del año 1873 se libraron numerosos combates por las fuerzas camagüeyanas…hasta el mes de mayo de 1873, en que se produce otro hecho notable de armas: otra tropa española liquidada por la caballería de Agramonte: las fuerzas del coronel Abril, que murió en unión de otros jefes españoles ante una carga de la caballería camagüeyana…

Fue precisamente esta acción de guerra lo que motiva el deseo de venganza de las tropas españolas, y que motiva el envío de una columna de 700 hombres a Jimaguayú, para tratar de vengar la derrota…

En el campamento de Ignacio Agramonte se encontraban 500 soldados revolucionarios; llenos de entusiasmo, llenos de moral por los grandes éxitos obtenidos. Aquel terreno lo conocían como la palma de su mano. En aquel campamento, bien defendido, tenían una escuela de instrucción militar y se decidieron a darles combate a los españoles si realmente atacaban a fondo.

De esta forma se preparó el combate de aquel día…

…Ese fue el combate en que pierde la vida aquel extraordinario patriota, aquel extraordinario jefe y revolucionario que fue Ignacio Agramonte…

Las consecuencias de la muerte de Ignacio Agramonte fueron, naturalmente, incalculables. Constituyeron un rudo golpe para los revolucionarios camagüeyanos y para todos los combatientes cubanos...

… Y si queremos saber cómo deben ser nuestros tanques en la hora del combate: ¡deben ser como la caballería camagüeyana de Ignacio Agramonte en el rescate de Sanguily … Hoy no tenemos caballería. Hoy tenemos tanques. Y serán en el combate, si se llega la hora de tener que defender la patria, como fueron los combatientes de Ignacio Agramonte…

¡Que viva la memoria inmortal de Ignacio Agramonte!

(fragmentos del discurso pronunciado por Fidel Castro el 11 de mayo de 1973 en Camagüey, en el Centenario de la caída en combate de Ignacio Agramonte)

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