Camagüey.- Hoy, como tantas otras veces, nos inclinamos ante ti, no importa el tiempo transcurrido de tu ascenso a la inmortalidad, cabalgas junto al pueblo que te venera.

Porque eres el héroe de palabra, machete y pluma de Las Minas, de Altagracia, de Guáimaro, de Consuegra... de Jimaguayú, porque eres El Mayor de todos los camagüeyanos, tu dignidad nos conmina a la lucha cotidiano en ésta, tu tierra fertilizada con sangre y sudor mambí.

Al enemigo, tanto daño vivo como muerto, decía El Generalísimo; al amigo, al compatriota que con la historia aprendió a amarte, tanto, pero tanto bien, que no alcanzan las manos y los brazos agradecidos para levantarlos con flores y cantos de alabanzas.

Porque eres Ignacio, las mujeres nos sentimos Amalia.

Porque eres el bravo y aguerrido jefe, el fiel compañero, los hombres se sienten se sienten Sanguily, Reeve...

Tanta es la devoción de los del Camagüey, que un día convirtieron tu apellido en el patronímico imborrable e invencible de agramontinos.

No habrá momento de festividad o tristeza en el que no contemos con el respaldo de tu ¡Vergüenza!, que son vergüenzas, que es coraje, que es firmeza y virilidad de pueblo.

Y porque eres quien eres, y porque somos lo que somos, nos inclinamos ante ti, Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz.

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