Lo primero que supe de él fue que era un mecánico payaso. ¿O era un payaso mecánico? Vaya curiosidad la mía, por cierto, un tanto enrevesada hasta que la aclaración vino en mi ayuda: “Me gradué de mecánico de taller en el Instituto Politécnico Ferroviario Cándido González Morales, pero de mecánico sólo tengo el título, nunca lo ejercí.

“Soy de Esmeralda pero vine a estudiar a Camagüey, me casé y me quedé; después me divorcié y me alquilé para no irme. Trabajaba como inspector pero no me gustaba mucho, un amigo que era del Guiñol de Camagüey me preguntó si quería irme a la compañía como operador de audio y accedí”.

De vez en cuando Yordanis hacía sus cositas de magia, un negocito extra nunca estaba de más, pero la gente lo que contrataba eran payasos, “tenía que hacer dinero para pagar el alquiler así que se me ocurrió vestirme de payaso y aquello fue terrible”.

– ¿Guachiplín no surgió entonces por arte de magia?

– Mi primer nombre artístico fue Pan Viejo. Todos los artistas que llegaban al Guiñol ponían sus afiches y en uno de ellos vi el nombre de un teatro en Nicaragua que era Guachipilín y me resultó gracioso y original; mandé a hacer mis primeras tarjetas de presentación y el editor se confunde y pone Guachiplín, cuando las vi le dije que estaban mal pero me dijo que le sacáramos ventaja, este nombre sí que era único porque nada ni nadie lo tenía y además era más fácil de pronunciar para los niños y así se quedó. En enero de 2005 hice mi primer cumpleaños.

A fines del 2008 llega a la compañía Teatro Cubano de la Magia como luminotécnico y poco tiempo después pasa a formar parte del elenco artístico como payaso, hasta mediados de 2012 que se traslada a La Habana para alcanzar su meta profesional de ingresar al Circo Nacional de Cuba con el cual viaja a Venezuela en la misión Cultura Corazón Adentro.

“Desde mi regreso en diciembre pasado estoy tratando de insertarme en una programación. Ya me evalué y participé en el Festival Nacional de payasos Erwin Fernández In Memóriam realizado en La Habana en el mes de abril”. Lo que Guachiplín deja para último es que en este certamen ganó el primer premio junto al también payaso Canilla (Rafael Hernández Mandulei). “Se presentaron alrededor de 40 payasos, llegó la premiación y !pun! primer lugar”; como si fuera tan fácil hacer un musical con campanas con pocos conocimientos de música.

“En Venezuela veo por Internet un número con campanas y me gustó mucho. En una calle las escucho un día y logré comprarlas como un instrumento. Con dos grupos musicales que también fueron de misión aprendí algo”. Si les digo que es el único que en Cuba toca con campanas canciones de cuna, Las Mañanitas y hasta el Titanic apuesto no lo creerán.

“A mí me cuesta trabajo todo, hay quien nació con un don natural, yo no me veo así, los números con campanas por ejemplo, los ensayo todos los días del mundo”.

– ¿Es difícil trabajar con los niños?

Aunque estudiaba para mecánico mi satisfacción era hacer que los demás se rieran aunque me botaran del aula. Empecé como payaso con mucho miedo, pero esas dos escuelas que fueron el “Guiñol” y Teatro Cubano de la Magia me ayudaron mucho en el trabajo con los niños.

“Se dice que el payaso es el artista más completo de un circo porque debe saber un pedacito de todos los números, pero a mí lo que me importa es hacer reír de cualquier manera.

“Entretener a los niños y hacerlos reír es muy difícil, los adultos aunque sea por pena te aplauden pero los pequeños no, si no les gustas no te aplauden y si algo te salen mal se burlan de ti, pero también son los más sinceros.

“Hace unos años hice junto a mi esposa una gira, 'Acortando distancias', por las 15 escuelas más distantes del municipio Camagüey, con mis recursos y sin cobrar nada, todo porque a través de un programa de radio hice un montón de amiguitos y muchos de ellos vivían tan lejos que les era imposible venir a ver mis espectáculos. Uno de los proyectos que quiero realizar es recorrer esos tantos pueblecitos de Esmeralda a los que no llega nadie”.

– ¿Y en la casa?

– Tengo dos niños y una entenada; para ellos yo soy el papá payaso, cuando en la escuela le preguntan qué hace tu papá y ellos dicen que es payaso todos se ríen y les da pena, yo les explico que deben decir que es artista de circo.

Yo soy quien alegra la casa, nunca me pongo bravo y cuando me molesto lo que hago es ensayar y se me quita, o me voy para un trabajo y regreso sin estrés; de todo la malo saco lo bueno y hasta un chiste, si voy a un espectáculo y llueve, pues me baño en el aguacero. Mis hijos siempre me esperan como a un amiguito de la escuela que viene a jugar con ellos, aunque eso no quiere decir que no los lleve recio.

– ¿Cómo resumirías el ser un payaso?

– Payaso es nariz roja y zapatos grandes, y de allí cada cual según su cuerpo se ajusta al vestuario. Yo por ejemplo soy gordito, aprovecho eso y hago que me vean más gordito y chiquito todavía.

– ¿Me haces un chiste?

– Eso es lo más difícil que se le pide a cualquiera, mejor hago un número de magia.

Lo que ocurrió a continuación amigo lector fue un puro engaño; algo así como enredar las manos de forma extraña pero claro, él pudo, yo no, por eso era un truco, uno en el que todos se dan cuenta menos tú.

Si quiere reír de a bueno dese una vuelta por el Reparto Victoria de Girón y pregunte por Guachiplín, un medio gordito cómico y con el pelo de colores, le aseguro que con estas señas no le hará falta decir que es payaso; eso sí ni se le ocurra preguntar por el mecánico Yordanis.

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