Por suerte para el pueblo cubano, la formación de profesionales en diversas ramas de las artes constituye una prioridad indiscutible, y Camagüey en particular se ha convertido en una cantera de la que muchos jóvenes egresan dispuestos a crecer en el mundo de la cultura.

A diferencia de otras manifestaciones, la danza y la música se aprenden desde muy joven, y quizás ese sea el mayor reto de la Escuela Vocacional de Arte Luis Casas Romerode esta provincia, formar a los más pequeñitos mientras su destino todavía es incierto.

Nuria Carret Suárez, directora de la institución, explica que en este centro se cursa el nivel elemental en las especialidades de música y danza. “Los niños están agrupados en carreras largas y cortas. Los de carreras largas, incorporados a las especialidades de cello, violín, piano y viola, comienzan en tercer grado y están en el centro durante siete años. A las carreras cortas ingresan en quinto grado, y en estos casos sí contamos con niños de municipios porque ya no son tan pequeños y pueden estar becados, no así en las largas que son únicamente para alumnos de la cabecera provincial”.

La “Luis Casas Romero” tiene a su cargo dos de los procesos más complejos en la formación artística, el de captación y el pase de nivel. “Las captaciones para el próximo curso en ambas manifestaciones se iniciaron en el mes de octubre. En música logramos ver a alrededor de 6000 estudiantes de toda la provincia, de ellos 241 alumnos están preseleccionados para ingresar a un taller final que definirá la matrícula; mientras que en danza ya se hizo la segunda vuelta y quedaron 122 niños para la etapa final, fundamentalmente del municipio Camagüey.

“Para esta especialidad no se realizan las captaciones como en música que se va a cada una de las escuelas; en danza no tenemos que ver a todos los estudiantes de cuarto grado pues aquí influyen mucho las condiciones físicas; en ocasiones nos extendemos a otros municipios porque hay niños interesados y tengo capacidad de alojamiento”, explicó la directora del centro.

En el noveno grado se realizan los pases de nivel de ambas manifestaciones, los aprobados en música continúan estudios en el Conservatorio José White de esta ciudad, y el futuro de los bailarines lo decide la Escuela Nacional de Danza; de estas pruebas con un elevado rigor depende si los niños continúan su vida artística o no.

“En estos momentos la matrícula de la escuela es de 218 alumnos, la mayoría agrupados en las 16 líneas de música, pues sólo 39 son de danza. También el mayor número de ellos son de primaria; –comentó Nuria Carret– ya se está hablando incluso que Camagüey tiene las condiciones para abrir un nivel medio de danza, lo que permitiría que los estudiantes no tengan que ir hacia Santiago de Cuba o La Habana a continuar su formación”.

De la EVA los niños no solo salen bien preparados en la parte de la especialidad, que es lo más importante, sino también en la propia escolaridad; “debemos tener en cuenta que hasta tanto no hagan su pase de nivel desconocen cuál será su destino y por tanto necesitan estar capacitados por si tienen que seguir su vida académica fuera de la formación artística”, aclaró Nuria.

La meta de muchos

El sueño de la mayoría de los niños que cursan la especialidad de música en la EVA, es vencer el tan esperado y a la vez temido pase de nivel que les abrirá las puertas al Conservatorio José White de esta ciudad.

María Caridad Pérez Vega, directora del centro, comenta que en esta institución se recepcionan a los alumnos que se gradúan del nivel elemental de todo el país. “En estos momentos tenemos muchachos de siete provincias, incluida la nuestra, con una matrícula de 163 alumnos, ubicados en las 16 líneas que abarcan las más diversas gamas de la expresión musical.

“En un horario integrador logramos combinar las materias propias del nivel medio y las relacionadas con la música y el instrumento en sí. También hay asignaturas de música de cámara, de conjunto y prácticas pre-profesionales que les exigen un vínculo directo con la especialidad, además de las proyecciones artísticas que realizan como servidores de la sociedad, que en este año ya suman alrededor de 173 actividades en las que han participado”, explicó la directora.

“Una vez concluida la formación de los muchachos en nuestro centro, el Centro Nacional de la Música los ubica a partir de una caracterización personal que hacemos nosotros según sus aptitudes, y de acuerdo a las necesidades de cada territorio, –añade María Caridad. La meta del Conservatorio es que los graduados puedan continuar estudios en el Instituto Superior de Arte.

“De los 30 estudiantes que proyectamos graduar este curso, 5 se presentaron a los exámenes de ingreso al ISA y aprobaron 3. No obstante al graduarse en el Conservatorio ya son profesionales que pueden optar por una carrera artística y tocar en cualquiera de las agrupaciones de su territorio, o ingresar a la universidad en otras carreras”.

Retos de una academia

Cuando se habla de la Enseñanza Artística en Camagüey no puede faltar la Vicentina, un centro que también ha formado grandes artistas en las especialidades de teatro, artes plásticas y ballet.

Desde que Liliet Pérez Olazábal dio sus primeros pasos en la Academia de las Artes Vicentina de la Torre, supo que se formaría como profesora de danza clásica, pero quizás no imaginó que siendo tan joven se convertiría en la jefa de cátedra del nivel medio en esta vertiente.

“Las captaciones para el nivel elemental de ballet se hacen en cuarto grado. Se va a todas las escuelas primarias de la provincia, buscando sobre todo a aquellos niños cuyas condiciones físicas le permitan internarse en ese mundo; luego de varias pruebas 15 hembras e igual número de varones conforman la matrícula del centro para el próximo curso.”

La otra escuela de ballet existente en el país, como la reconoce Liliet, acoge a estudiantes de todas las provincias del país e incluso a muchachos extranjeros, una vez que se efectúa el pase hacia el nivel medio, examen de carácter nacional que se realiza al concluir el noveno grado y que los conduce hacia los perfiles existentes en la academia: el de bailarines y el de carreras profesorales.

En las especialidades de artes plásticas y teatro el número de alumnos es más reducido pues solo se captan estudiantes de Ciego de Ávila y Camagüey; pero el nivel de los egresados es muestra de la elevada preparación que se logra también en estas ramas, donde la Vicentina es de las mejores del país.

Aunque el claustro de profesores es bastante joven, varios de ellos formados en la misma escuela; la institución cuenta en todas las manifestaciones con el apoyo de relevantes bailarines, pintores, directores y actores de teatro; personalidades que conforman la vanguardia artística del territorio.

Los retos y exigencias de la enseñanza artística son grandes, y por tanto ella no está exenta de dificultades como las relacionadas con la alimentación en estos centros, donde los estudiantes realizan esfuerzos físicos superiores a los de una escuela normal, las dificultades con los instrumentos musicales y sobre todo los accesorios, la escasez de materiales como cartulinas para las artes plásticas o las tan necesarias zapatillas de ballet, las cada vez más limitadas condiciones físicas de los aspirantes a estas carreras, y las deficiencias en la preparación metodológica de los alumnos que se presentan a los procesos de captación, pues muchas veces no saben a qué se enfrentan.

Sin embargo, estas sombras no impiden ver con claridad las luces de la Enseñanza Artística en Camagüey. Qué mayor logro puede existir que ver a los recién salidos de la “Luis Casas Romeo”, el Conservatorio y la Vicentina ser elegidos como los mejores entre tantos alumnos de todo el país.

Pese a que muchas veces los escogidos marchan hacia la tan encumbrada capital para continuar estudios, y solo algunos regresan, queda a los de acá la satisfacción de haber formado grandes artistas que siempre recordarán esos primeros pasos inseguros que se volvieron confiados en las escuelas camagüeyanas.

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