Por eso, este martes la Liga Agramotina de Béisbol (LAB) vuelve al colimador de Adelante Digital, pues en los cuatro equipos que la animaron pueden estar muchas de las respuestas que busca la pelota lugareña de cara a la próxima Serie Nacional.

Partamos de lo fundamental; ese torneo, cuya primera edición se celebró hace algunos días en el estadio Cándido González, concentró a cerca de 150 atletas entre los que se incluía buena parte de lo que más vale y brilla en el panorama beisbolero local. Salvando las limitaciones de una frase tan repetida, vale señalar que en las tres fechas del calendario vieron acción jugadores veteranos y otros que no lo son tanto, junto a muchachos que muy bien pudieran protagonizar los empeños tricolores durante venideras campañas.

En otras palabras, la LAB llamó a filas las mejores “tropas” de la pelota lugareña... y en cierta medida puede afirmarse que la convocatoria fue escuchada.

No sorprendió que al cierre de las acciones el triunfo fuera para los Criollos de la Academia (base del equipo que representará a la provincia en la segunda serie sub-23). Tampoco caía dentro del campo de las sorpresas que los Halcones de Sierra de Cubitas anclaran un puesto por detrás con un triunfo menos (2-1); para quien ha seguido las últimas ediciones domésticas quedaba claro que los pupilos de Orlando Lugo vendrían a Camagüey para vender caro sus partidos, como en efecto sucedió.

Mucho más inesperado resultó el descenso de los Príncipes “capitalinos”, que sin sonrisas obtuvieron la cuarta plaza tras haber dominado poco antes la Serie Provincial. Para concluir, el puesto más bajo del podio quedó en “garras” de los Lobos de Esmeralda (1-2), la escuadra que en principio se anunciaba como la de más discretas posibilidades.

Así puede resumirse lo visto durante tres fechas en el parque de la Avenida 26 de Julio, escenario que por primera vez en varios meses tuvo actividad nocturna y donde en alguna medida mejoró la asistencia de público (sobre todo para el desafío final del sábado, que en definitiva no pudo celebrarse por culpa de la lluvia).

Ya sobre la grama lo más notable radicó en la posibilidad de ver jugando en un mismo contexto a los hombres con mejores condiciones dentro del panorama local; poco más. En términos generales la LAB fue una competencia de buenas intenciones pero pocas oportunidades para el deslumbramiento. Ni el pitcheo (con PCLs que en general superaban los tres puntos), ni la ofensiva (en ocasiones fértil, en ocasiones puramente intuitiva) dan suficiente argumento para extenderse en líneas.

En esta Liga –a la que vale reconocerle el mérito del primer intento– se comprobó que nuestras mejores apuestas siguen estando en la Academia y que a la pelota lugareña le falta mucho por trabajar de cara a cualquier pretendido renacimiento. De aquí a la Serie falta, diría alguno, pero algún día debe darse el primer paso. La LAB lo intentó, pero con ella no basta.


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