CAMAGÜEY.- La pasada semana el Maestro Internacional camagüeyano Carlos Daniel Albornoz (con ELO de 2577) se convirtió en el nuevo Campeón Nacional de Ajedrez de Cuba tras acumular 7.5 puntos en el torneo que se disputó en el Palacio Guillermo García González de Villa Clara.

Con 18 años y 49 días de edad se convirtió en el segundo jugador más joven en conseguir el título cubano, hecho que pasó inadvertido para él durante la lid, pero que ahora le llena de regocijo.

“Fue un campeonato muy reñido y bastante competitivo. Al nivel ser tan parejo entre todos los jugadores eso lo hacía más difícil, porque cualquiera te podía sacar un susto. Con las ausencias de Lázaro Bruzón y Yusnel Bacallao se ampliaron mis posibilidades de triunfo y eso me motivó. La preparación frente a los rivales fundamentales fue vital, específicamente contra García Pantoja, pues tuve que reponerme a la derrota de la ronda anterior. Cuando enfrenté al GM Yaser Quesada también complicado porque me sacaba un punto en ese momento, estaba obligado a ganar. Las cosas salieron bien, gracias a Dios la preparación antes del torneo dio sus frutos. Yo no sabía que estaba implantando una marca por ser el de menor edad en ganar, cuando terminé y me lo dijeron fue una grata sorpresa. Todos en mi familia están muy contentos con este logro y se sienten muy orgullosos”, dijo en exclusiva a Adelante.cu.

Durante el dialogo prefirió resumir lo sucedido en 2018, año en el que completó su norma de Gran Maestro, antes de hablar del futuro.

“En la temporada pasada me concentré en elevar mi ELO y buscar la norma que me faltaba para ser Gran Maestro. No fue fácil cumplir esos objetivos porque en algunos torneos entablé y perdí partidas ante rivales que debía vencer y eso complicó las cosas. Yo pensé que había completado la norma en el torneo centroamericano de Guatemala y cuando me informaron que no era válida porque faltaba una bandera tuve que enfocarme nuevamente en esa meta. Me preparé psicológicamente para lograrlo en el Carlos Torre de México, donde también pude subir mi ELO. ”.

¿No te sientes presionado en medio de tanto éxito, con tantos especialistas vaticinando mejores resultados y comparándote con figuras de renombre dentro del deporte de los trebejos?

– No siento presión ni me dan miedo esas cosas. Todo lo que he logrado es porque me esfuerzo mucho. Voy tranquilo organizando mis planes y estudiando mucho para cumplirlos. Nunca se me ha ocurrido compararme con los grandes ajedrecistas de Cuba, y menos con Capablanca, porque escribieron –y escriben- una historia genial y lo hicieron poco a poco y con mucha dedicación. No me comparo, pero me inspiro en ellos. Me gusta soñar con los pies en la tierra, porque así evito las desilusiones. Ahora mi principal anhelo es formar parte del equipo olímpico cubano y llegar a ser uno de sus primeros tableros.

Albornoz es un muchacho cortés y maduro. Generalmente,cuando está solo, permanece callado y con la vista perdida, como si moviera las piezas en un tablero imaginario. Por eso algunos creen que solo tiene al ajedrez en su vida.

“El ajedrez es parte de mi vida, es algo que hago por amor y no por obligación. Las horas de entrenamiento y estudio no son difíciles para mí. Me entusiasma mucho aprender nuevas aperturas, intentar variantes para los cierres de partido, son cosas que disfruto. Aunque siempre me exijo mucho y trato de perseverar, no lo veo como un trabajo, ni permito que me afecte mi salud mental y física. Hago tiempo en mi vida para todo: comparto con la familia, salgo con mi novia, hago ejercicios, veo el fútbol por la televisión. Me siento muy libre porque con el apoyo de mis padres ordeno mi vida como quiero”.

Aunque está en plena formación, todos quieren saber qué estilo predomina en su juego, cuáles son sus referencias teóricas. Sin embargo, más allá de referencias, el prefiere estudiar todo lo que el tiempo le permita.

“Para triunfar en el ajedrez moderno es mejor ser un jugador universal. De esa manera uno puede mutar en dependencia de la posición del contrario y las oportunidades que te da el juego. Unas veces hay que ser agresivo, en otras cambiar a una estrategia más conservadora. Me he propuesto esforzarme más en mi preparación para jugar con piezas negras para igualar posiciones con los contrarios a mitad de partida. Siempre estoy pendiente para aprovechar el menor error de mis contrarios para atacar y desmontar sus fortalezas. Este juego es tan rico que da oportunidad de improvisar dentro de las bases teóricas de un planteamiento”.

Dentro de poco la Federación Internacional de Ajedrez le otorgará formalmente la Norma de Gran Maestro. Con ese cuño y muchas ilusiones andará en este año.

“Espero superar los 2600 puntos ELO en 2019 y jugar la mayor cantidad de torneros internacionales que sea posible, incluyendo el grupo élite del Capablanca, que es otro propósito que he tenido siempre. Sigo pensando en grande, quisiera en un futuro cercano poder enfrentar a mis dos paradigmas en activo: Leinier Dominguez y Magnus Carlsen”.

Su presencia en el mes de mayo en el grupo élite del Capablanca es un hecho, pero antes tendrá el reto de enfrentar a varios de los mejores talentos jóvenes del mundo en el Young Masters de Suiza, evento que comenzará su primera ronda el próximo día 27.

“Enfrentaré estos desafíos con mucha fe. Espero terminar entre los tres primeros del Young Master y ganar ELO. Este es mi primer viaje a Europa y tendré la posibilidad de enfrentar a diez muchachos de un talento extraordinario, dos de ellos, el ruso Nikita Petrov (2585) y el alemán Dennis Wagner (2579), están mejor clasificados que yo. En estos días estoy estudiando sus características y trazando mis estrategias. Para el Capablanca tendré más tiempo de prepararme y aspiro a sorprender frente a los estelares. Si Dios me sigue acompañando en este camino creo que podré lograr todo”.

Así, jugada a jugada, va armando su futuro el prodigio del ajedrez camagüeyano. Mucho le queda por andar y triunfar en este apasionante mundo. ¡Larga vida al rey Albornoz!