Así lo anunció el propio Urquiola a través de las redes sociales. “Sinceramente yo estoy decepcionado, lo digo así con toda honestidad”, aseguró en su cuenta en Facebook, tras apuntar que la “corrupción y las inmoralidades” que existen en la pelota de la Isla lo han llevado a tomar esa decisión.

De acuerdo con el sitio digital Zona de Strike, el otrora estelar segunda base y director victorioso con el Pinar del Río de tres series nacionales, calificó su posición como irrevocable. “Yo determiné que no dirijo más pelota, mientras exista esto yo no dirijo, porque no hay honestidad, no hay de verdad lo que tiene que haber en el béisbol. Uno hace una cosa y lo sancionan y otro hace otra y no pasa nada (…). Me voy para mi casa tranquilo”, apuntó.

En otro momento reconoció que “un país como este no se merece eso” pero sugirió que “hay que sacar al que haya que sacar”, en clara referencia a quienes calificó como enemigos de la práctica sana del béisbol.

Para sustituirlo al frente de los Vegueros se barajan nombres como el del internacional Omar Linares y el de Ricardo Gallardo, este último alumno de Urquiola por muchos años, señalan Tele Pinar y Radio Rebelde. Sin embargo, a nadie escapa el hecho de que los “pativerdes” tendrán un reto titánico durante la próxima campaña, pues a la ausencia Urquiola se suman otras de importantes figuras que en la serie 54 también dejaron el equipo.

PROBLEMA DE AÑOS

En los últimos años los problemas parecen haberse convertido en moneda corriente al interior de la Federación Cubana de Béisbol (FCB). Entre los ejemplos más notables se apuntan los casos del árbitro Luis César Valdés (tal vez el mejor colegiado del país, que abandonó su labor debido a las “arbitrariedades” de la FCB), el jardinero Alfredo Despaigne (que el año pasado fuera sorprendido jugando con un pasaporte falso en México) y –más recientemente– el del tercera base espirituano-industrialista Yuliesky Gourriel (cuyo contrato con el club Yokohama DeNa BayStars fue cerrado hace par de semanas).

Mientras, en el escenario doméstico se han eslabonado hechos de violencia deportiva, irregularidades en las estructuras y los calendarios competitivos, y deserciones de varios de los talentos más valiosos del país.

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