CAMAGÜEY .- Verlos dormir en catres, enseñarlos a comer solos y ayudarlos a dar pasos más seguros, son de las acciones que más disfruta Vilma en los últimos meses. Siempre quiso ser maestra, nunca imaginó que trabajaría con niños tan pequeñitos, y mucho menos que sin haber dado a luz, se convertiría en madre.
A sus 19 años tiene muchas responsabilidades como auxiliar pedagógica en el círculo infantil Mártires de Pino 3. “Aunque llevo poco tiempo aquí ya me he enamorado de la profesión. No voy a negar que a veces se nos hace un poco difícil, pero la algarabía en los salones y las sonrisas tan sinceras te borran cualquier duda”.
Quizá la historia de Vilma fuera diferente hoy si hubiese iniciado el Técnico de nivel Medio en Veterinaria cuando terminó la secundaria, o si continuara en la fábrica de camisas como obrera calificada en Confecciones Textiles.
“Toda esta alegría de saberme realizada y hacer lo que me gusta se la debo a la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y Educación que dieron a un grupo de muchachas de iniciar el curso de Auxiliares pedagógicas. Con solo saber que puedo marcar la vida de generaciones de niños me siento orgullosa”.
COMPLETANDO PLAZAS Y ALMAS
Al iniciar el actual período lectivo, en Camagüey se dejaban de otorgar 225 plazas a niños de madres trabajadoras por falta de personal docente. Más de 120 auxiliares pedagógicas faltaban en los salones y las 33 educadoras de círculos infantiles, egresadas de la escuela pedagógica Nicolás Guillén, no completaban las vacantes.
Pero como dejar a los niños sin cuidados especializados no es una opción, la Dirección Municipal de Educación y la FMC diseñaron una estrategia que a corto plazo cubriría esas plazas en las instituciones de la primera infancia en el municipio.
Ana María Macides Morales, coordinadora del curso, explicó que en la segunda ocasión fueron 36 las matriculadas y que hoy realizan sus prácticas en 18 de los 26 centros infantiles del municipio de Camagüey.
“Desarrollamos un programa de tres meses, que incluye clases de comunicación, juegos y actividades independientes, formación de hábitos y las especialidades de música y artes plásticas. Con ello pretendemos ofrecer una preparación específica para la atención a los pequeños”.
En la modalidad se tienen en cuenta, además de las herramientas para enseñar lo intelectual, lo afectivo-emocional, lo motriz, los valores, las actitudes, las formas de comportamiento y lo físico.
Tras estos talleres emergentes ya se encuentran como auxiliares fijas las 40 jóvenes graduadas del primer llamado en octubre del 2018. Ellas, de conjunto con las que se incorporarán a los salones una vez terminada la habilitación este lunes 11 de marzo, ayudarán a disminuir el número de solicitudes pendientes en el territorio.
“Y aunque ese parezca el mayor beneficio, se debe incluir también la posibilidad que se ofrece a jóvenes de 17 años y más de incorporarse a la vida laboral. Ser útiles a los demás es la mayor recompensa”, dice Maciel Valdivieso, directora del círculo Mártires de Pino 3, quien ve en estos lugares el escenario ideal para crecer en intelecto y valores.
Como la historia de Vilma podemos encontrar unas cuantas en todo Camagüey. Sin embargo, las necesidades reales no están cubiertas y la iniciativa es reconocible, pero solo llega hasta medio camino. Otras posibles soñadoras como Vilma no tienen garantía de una tercera oportunidad. Cabría preguntarse: si hasta ahora los resultados de los dos cursos anteriores han sido satisfactorios, ¿no sería factible seguir apostando por ellos?