SIBANICÚ, CAMAGÜEY.-  Casi imperceptible, a un costado del antiguo central azucarero Alfredo Álvarez Mola, en el municipio de Sibanicú, está la casa de Don Melo, entidad perteneciente a la Unidad Empresarial de Base de TecnoAzúcar.

Otrora asiento de una ronera, hace poco más de dos años un giro los sacudió: el encargo de elaborar siropes de variados sabores para entidades de la industria azucarera, aunque sus servicios se extienden a otros sectores que incluyen la Gastronomía.

Con una fuerza laboral heredada casi íntegramente de su anterior compromiso productivo, la fábrica ha sabido adaptarse a los cambios, aunque es una premisa continuar creciendo y explotar más sus actuales potencialidades.

LAS PRIMERAS DULCES SEÑAS

Los dos primeros años han estado signados por el crecimiento. Si en el 2017, cuando se inició, se entregaron 320 000 litros, el cierre del 2018 implicó superar los 4 270 hectolitros previstos, y cerrar con nada menos que 5 483 hectolitros, apuntó Evelio Pupo Sánchez, jefe técnico productivo de la UEB en la provincia.

¿Y ese salto tan fuerte…?

—Tuvimos una coyuntura favorable, pues hubo problemas en una provincia vecina y asumimos. En diciembre cerramos con 71 760 litros. Para el 2019 proyectamos 450 000.

“El principal inconveniente es la disponibilidad de azúcar refino; de contar con una cifra superior podríamos continuar en ascenso, aunque algunos de los componentes son importados, como las esencias, cuya existencia actual permite llegar a seis sabores (naranja, piña, limón, mango, mandarina y cola), con gran aceptación”.

Avanzamos en la inocuidad de los alimentos, porque entregamos sirope a granel para apoyar la zafra, y una parte en soportes de cinco, 20 y 208 litros para la venta en divisa, que nos permite el autofinanciamiento. En moneda total, el plan anual del 2019 asciende a 1 millón 807 406 pesos.

No son pocas las vallas que aún atentan contra la fluidez del trabajo, como el montacargas, tan necesario para ciertas dinámicas internas, y que ayudaría a mecanizar los procesos.

“Hemos hecho gestiones, tenemos esperanza de que prosperen. Soñamos producir refresco gaseado en pequeño formato (de un litro); contamos con la materia prima y solo se requiere una pequeña inversión (pudiera ser por la vía del desarrollo local). Así contribuiríamos a crear mayor valor agregado al proceso en curso”.

UN JOVEN VETERANO QUÍMICO

Rocel Rosabales Morell lleva 21 años en esta misma entidad, de sus 45 de vida. Licenciado en Química, siente un gran apego no solo por su profesión, sino también por el colectivo, que insiste en la permanencia a pesar de los cambios en el objeto social.

Conversador por excelencia, reconoce que logran un sirope fructosa de gran calidad. “Nosotros nos esmeramos en los controles para que el producto tenga aceptación. Sacamos muestras durante todas las etapas y así detectamos cualquier contratiempo y en ese sentido nos proyectamos”.

¿Cuáles son los principales análisis que realizan?

—Son dos: el contenido de sólidos disueltos y la acidez total. En el caso del envasado, este tiene una garantía de 12 meses, pues se le adiciona benzoato de sodio y ácido cítrico. La proporción estimada es de que cada litro de sirope fructosa rinde cinco de refresco.

“Una de las intenciones inmediatas es el montaje del sistema de análisis de peligro y puntos críticos de control, como parte de la implementación de la calidad en las producciones”.

Los salarios, la atención…

—Tenemos garantizados los medios de protección, además del aseo. En el caso de los salarios nos acogemos a la Resolución No. 6. Además, hay un pago adicional que en ocasiones es de ocho o nueve CUC. La atención en sentido general es buena.

LA ESPECIALIDAD DE ROLANDO

Funge como especialista principal, pero a Rolando Arias Sosa no se le escapa ningún detalle, siempre atento a las necesidades y problemáticas de sus 10 trabajadores. “Uno tiene que seguir de cerca cualquier situación. Tenemos un gran colectivo. Ya pagamos el aporte a la defensa y la cuota sindical”.

Pero eso es una parte. “En ocasiones hemos recibido materia prima en horario extralaboral, y apenas avisamos todos vienen a apoyar en la descarga, o en la carga. No es fácil mover esas cosas a mano, y más cuando estás en casa, atareado en los trajines del hogar.

“Tenemos entre los más importantes consumidores a la termoeléctrica de Nuevitas, la OBE de Camagüey, el Instituto de Recursos Hidráulicos y el Grupo Empresarial de la Construcción, además de nuestro principal compromiso con AzCuba”.

Los índices de consumo no presentan distorsión alguna, refiere el especialista, quien resaltó a Richard Carmenate López como el mejor trabajador del año pasado.

En su opinión, los éxitos son el resultado de un colectivo con una gran voluntad de trabajo, y una dedicación admirable.

Quizá por eso, y por otras muchas cosas, es que la modestia no les dejó decir que la casa de Don Melo (su nombre comercial) allí, en Mola, se abre un dulce camino...