Dr. Leonardo A. Curbelo Rodríguez.Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante Dr. Leonardo A. Curbelo Rodríguez.Foto: Otilio Rivero Delgado/Adelante

CAMAGÜEY.- Al interesarme por la insuficiencia renal crónica para esta Consulta Médica, el Dr. Leonardo A. Curbelo Rodríguez, especialista de Segundo Grado en Nefrología y Profesor Asistente, del Centro de Nefrología adscrito al hospital universitario Manuel Ascunce Domenech, de esta ciudad, me aclaró que en la actualidad el término empleado mundialmente es el de enfermedad renal crónica.

El también Máster en Urgencia Médica y Diplomado en Terapia Intensiva del Adulto, añadió que esa expresión se debe a la idea de enmarcar los diferentes estadios en que se presenta la enfermedad.

¿Qué es entonces la enfermedad renal crónica?

—Estamos frente a este padecimiento cuando hay alteraciones morfológicas funcionales de los riñones por un período mayor de tres meses. En la primera mencionada es cuando se conoce por ecografías o Rayos X, según el caso, que son pequeños o con parénquimas (tejido funcional del riñón formado por la corteza y las pirámides renales) con daños estructurales o de contornos irregulares o con varios quistes, cálculos renales, o enfermedad obstructiva de ambos riñones.

¿Y si en el primer caso que usted cita los riñones funcionan bien?

—No importa, esa persona sufre de una enfermedad renal crónica en sus primeros estadios, quizás el funcionamiento no se haya alterado porque el filtrado glomerular, que es la filtración del riñón, esté normal.

¿Por qué glomerular?

—El glomérulo viene siendo el filtro del riñón, forma parte de la unidad funcional y estructural de ese órgano que son las nefronas (unidades funcionales del riñón) y cada uno tiene un aproximado de un millón 200 mil nefronas, por tanto estas filtran o depuran la sangre de toxinas y cuando comienza a dañarse el riñón, se empiezan a perder nefronas en funcionamiento y consigo el del riñón; la excretora es la primera en afectarse, y luego vienen las otras que comentaremos después.

Seguimos con el funcionamiento…

—Consideramos que los riñones no andan bien ante marcadores de la función renal inadecuados, como son: la microalbuminuria, la proteinuria…, y esto puede ocurrir antes de descender la filtración.

¿Cuáles son las funciones del riñón?

—La excretora: al ser capaz de eliminar las toxinas producidas en el metabolismo del organismo; también los productos del metabolismo de los medicamentos y de las sustancias que ingerimos, quiere decir que al metabolizarse los desechos el riñón los descarta. Debo aclarar que algunos son excluidos por el hígado, pero la mayoría por la filtración del órgano que nos ocupa.

“Además, mantiene el balance hídrico corporal y de los electrolitos, en estos ayuda a la química sanguínea, acción muscular y otros procesos del organismo y son el sodio, calcio, potasio, cloro, fosfato y magnesio; controla la presión arterial y esta es una de las primeras manifestaciones de que no está funcionando bien; interviene en las cifras de hemoglobina a través de la producción de la hormona que se llama eritropoyetina, la encargada de estimular la médula del hueso para su producción; por lo tanto, al haber un daño renal se pierde la capacidad de producir esa hormona y aparece la anemia.

“Produce otras hormonas como la renina que suele secretarse en casos de hipotensión arterial y de baja volemia (volumen total de sangre), el calcitriol (forma de vitamina D que se usa para tratar y prevenir los bajos niveles de calcio en la sangre), esta última mantiene el balance del calcio y el fósforo. Es bueno conocer que hay una enfermedad de los huesos denominada osteodistrofia renal asociada a la insuficiencia renal crónica”.

Queda claro que no solo cumple la función excretora como pensamos generalmente los que no conocemos de medicina…

—Así es.

Usted dijo que había varios estadios dentro de la insuficiencia renal crónica, ¿cómo se clasifican?

—Cuando comienza a declinar la filtración glomerular estamos en presencia de la enfermedad, podemos detectarla igual por estudios de creatinina, una toxina que nos sirve de marcador de filtración y a través de la eliminación de esta puede calcularse la filtración de los riñones del paciente.

“Normalmente cuando la creatinina está normal es porque el riñón filtra bien, si se eleva es que enfrenta dificultades para separar ciertas toxinas, entonces ya se habla de una insuficiencia renal como tal. Hay otras sustancias utilizadas en el mundo, muy caras por cierto, para medir esa filtración que he mencionado, pero con la creatinina podemos ubicar al enfermo en el estadio de acuerdo con el resultado y le calculamos el cifrado glomerular”.

¿Cuáles son estos estadios?

—Van del estadio uno hasta el cinco. El uno es cuando el riñón todavía filtra bien; sin embargo, ya presenta daños estructurales o en los marcadores de función renal. En el dos ocurre lo mismo que en el anterior con el filtrado normal, pero observamos que comienza a decaer. En el tres el filtrado glomerular está afectado, comienza a aparecer la retención de sustancias tóxicas y algunas manifestaciones asociadas a esta dolencia, como son: la hipertensión arterial, los edemas, mientras en el cuatro y el cinco van empeorando y agudizándose los problemas.

¿Cómo podemos identificar los primeros síntomas?

—En ocasiones transcurre de manera asintomática por un tiempo y este es uno de los factores que dificultan al médico el diagnóstico y el tratamiento precoz. Demasiadas veces se establece porque el paciente se chequea por otra causa y nos llegan con criterio de diálisis. Por eso se asegura que en la calle andan muchas personas con este padecimiento, en un número hasta por encima de los ya diagnosticados.

“No obstante, si alguien debuta con edemas o inflamación en las piernas, en la cara, o nota que su orina es espumosa o con sangre, comience a subirle la presión arterial, padece de cólicos nefríticos tiene que asistir al especialista. Desgraciadamente hay quienes acuden al médico en el instante del dolor, tiene un cálculo renal y no se lo atiende y este sigue creciendo y llega a deteriorarle el parénquima del riñón; en los mayores de 50 años, si es varón, estar pendiente de la próstata porque compromete la evacuación de la orina poco a poco y una obstrucción mantenida daña los riñones, en estos casos darse cuenta de los trastornos al orinar, si observa que el chorro sale bifurcado, es débil o puja para hacerlo, tiene que ir al urólogo a tiempo, son causas hasta cierto punto prevenibles”.

¿Hay causas posibles de evitar?

—Algunas son producidas por toxinas derivadas del abuso de medicamentos como de los antiinflamatorios, la aspirina, hasta algunos antibióticos, los cuales pueden dañar los riñones.

¿Tienen enmarcada cuál es la principal causa que origina la enfermedad?

—En Cuba y en el mundo la diabetes mellitus. Este padecimiento no bien controlado lleva a un daño renal crónico; la hipertensión arterial es la segunda, sobre todo al tener un seguimiento apropiado.

Entonces, ¿cómo ubicamos a la presión arterial, antes o después?

—Antes o después, quiere decir que consigue ser causa o consecuencia.

¿Hay otras causas?

—Sí, sistémicas, o inmunológicas como el lupus eritematoso, la artritis reumatoidea…

¿Y el factor hereditario?

—También, y las tenemos en las enfermedades poliquísticas, por ejemplo, en diversas malformaciones congénitas, estas son inevitables y de acuerdo con el nivel de dominio del gen la desarrolla más temprano o tardíamente y de manera más o menos agresiva. No se puede modificar, pero sí en un futuro será mediante una clonación del gen y eso hace que si alguien es portador no lo transmite a sus hijos, o este no nace con la enfermedad. Pero que quede claro, por el momento no tiene solución.

Si se padece la enfermedad renal, ¿tampoco puede frenarse un poco?

—Eso sí. Detenerla totalmente no, lleva un paso progresivo.

¿Cómo aplacarla?

—Si atiende su dieta y cumple con los requerimientos médicos para compensar su tensión arterial, la glucemia, el colesterol y los triglicéridos en parámetros normales, si presenta infecciones urinarias y son atacadas con rapidez y no usa medicamentos tóxicos al riñón, sin lugar a dudas, alarga el proceso, mejora su calidad de vida y llega a nuestras manos en mejores condiciones.

Si no está el factor hereditario, ¿hay otros externos que provocan la enfermedad?

—Por supuesto. Si se expone a hábitos tóxicos como el fumar, las dietas ricas en sal, grasas, el sedentarismo, la obesidad, el alcoholismo, la adicción a las drogas, y algunas profesiones que manejan el plomo y otras, e insisto, en el uso indiscriminado de medicamentos.

“Hay quienes no dan importancia a las infecciones urinarias y muchas mujeres las padecen a repetición sin preocuparse mucho por eso y es fatal”.

En el caso de la insuficiencia renal aguda, ¿cómo es su comportamiento?

—Es potencialmente reversible.

¿Qué la produce?

—Por lo general un evento agresor sobre el organismo, como sucede con quien se quema porque se deshidrata y lo lleva a un shock por pérdida de líquido; alguien con vómitos y diarreas abundantes, más si es un anciano; debido a una hemorragia por accidente u otra causa, las infecciones graves; o se le presenta un incidente cardiovascular agudo, pero si se corrige la causa debidamente el riñón debe recuperarse, a diferencia del crónico que siempre progresa para mal, más lento o más rápido, pero no se restituye.

¿La crónica aparece más a menudo o no de acuerdo con el sexo, la raza y la edad?

—Es más frecuente y severa en la raza negra originada por la hipertensión, mientras en los blancos se incrementa la ocurrencia debido a la diabetes mellitus. En los hombres abunda por encima de las mujeres porque en ellos predomina la exposición a los tóxicos y como consecuencia de ciertos trabajos.

“Alrededor del 40 % de los enfermos que reciben hemodiálisis en nuestro centro pasa de los 60 años y la tendencia es que siga en aumento porque el envejecimiento poblacional es un hecho y se asocia a la nefroangioesclerosis debido a la edad, algo que nos obliga a crear una estrategia especial para ese grupo etario”.

Mencione las principales formas de tratamiento en una persona con estadio cinco.

—La hemodiálisis, la diálisis y el trasplante renal. En ese estadio final el enfermo comienza con deseos de vomitar, pérdida de peso, inapetencia, picazón, puede tener falta de aire, edemas, cifras de tensión arterial elevada, orina poco o a veces no, pero necesita de procedimientos de vida suplentes, como son la diálisis peritoneal, la hemodiálisis o el trasplante, en dependencia del criterio médico.

¿En qué se diferencia la hemodiálisis de la diálisis?

—Con la hemodiálisis se extrae la sangre del paciente, se pasa por un filtro a través de un monitor y esa misma sangre se le devuelve depurada, limpia de toxinas, proceso de unas cuatro horas y por lo general se practica tres veces en la semana. Es bastante efectivo y la persona se mantiene bien, claro, si cumple el régimen y las indicaciones del médico.

“El otro es a través de la cavidad peritoneal, es un proceso intracorpóreo, que intercambia con la sangre y las toxinas, o sea, le limpia la sangre de toxinas igual que la anterior, aunque es más lento, requiere unas doce horas tres veces a la semana para lograr el mismo efecto.

“Ambos métodos pueden utilizarse, pero la diálisis que hacemos aquí es intermitente, por eso no es ambulatoria, el continuo sí, pero no tenemos la manera de llevarlo a la práctica”.

Por lo general, ¿cuál es la preferencia médica?

—Preferimos la hemodiálisis. Si tuviéramos la diálisis continua sería diferente en algunos casos.

Los ancianos, ¿tienen posibilidad de recibir hemodiálisis?

—La edad no es una limitante, sí enfrentan un mayor riesgo; sin embargo, tenemos ancianos aquí con muy buenos resultados y otros mueren de enfermedades ajenas a la insuficiencia renal.

¿Cuándo se aspira al trasplante?

—Depende del criterio médico y menores de 65 años siempre que su cuerpo lo permita desde el punto de vista biológico y si padece de algo corregible se le atiende y recibe el trasplante. Pasa por un estudio, pues no se trata solo de la operación como tal, luego toma medicamentos inmunosupresores para evitar el rechazo a ese órgano ajeno.

¿Después del trasplante?

—Mejor sobrevivencia y superior calidad de vida, sin dudas.

¿Cuál es la repercusión en los costos hospitalarios?

—Con el trasplante se hace, vamos a decir como una inversión, se gasta en la intervención quirúrgica y los medicamentos y luego disminuye porque cesan las hemodiálisis, imagine que cada filtro utilizado en estas cuesta entre 60 y 80 dólares. Todos los años nos entran 50 o 60 pacientes a las hemodiálisis. Ahora tenemos 180 y en los países donde se cobran los servicios médicos cada una cuesta alrededor de 200 dólares.

Si no clasifica para ser trasplantado…

—Nunca dejamos de atenderlo y lo aliviamos siempre.

Un consejo a quienes nos lean…

—Ante un signo de alarma de los ya mencionados acudir al médico, no abandonarse nunca, no automedicarse.