CAMAGÜEY.- El Dr. Leosvel Pérez Gutiérrez cumplirá 48 años el próximo mes de julio. Tiene cinco hijos: Leosbel (20 años), Lisbel (13), Yanisvel, (cinco), Yenisvel (cuatro) y Yosvel (un año) y está casado con Yania Ocampo Rosales. Trabaja en la policlínica Mario Muñoz Monroy, del municipio de Vertientes. Cumplió misiones internacionalistas en Guatemala del 2006 al 2008 , en Venezuela en el 2010 y Guinea Ecuatorial desde el 2016 al 2018.

Ahora, las fotos en Facebook confirman que está en Lombardía, Italia, como parte de la Brigada Médica Henry Reeve, donde el COVID-19 ha hecho estragos horrendos. Preocupación aparte, no extraña que repita la hazaña uno de los que en el 2014 permaneció durante seis meses en Sierra Leona, África, combatiendo al ébola.

Vía Internet conversamos. “Estábamos alertas y bajo esta circunstancia nos piden la disposición, y así nos enrolamos en una determinación difícil otra vez.

“Recibimos preparación con los expertos del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, de la capital, sobre las medidas de protección, los protocolos de tratamiento. Así obtuvimos las herramientas para iniciar este gran reto, sin saber en detalles para dónde íbamos”.

¿Cómo describirías este paso?

—Asumimos la tarea como un gran compromiso. Profesionalmente significa otra experiencia que nos elevará el nivel de preparación con estudios, comparaciones... se descubrirán cuestiones distintas, será consolidado el uso de medicamentos. Nuestra intención es defender el prestigio que se ha ganado la Salud Pública cubana.

“Esto no quita que sintamos miedo, algo humano que permite asimilar la situación que vivimos, cumplir con las medidas de protección y seguir el protocolo que nos garantiza el cuidado. Los enfermos, que temen también, ven en nosotros ese apoyo, ese aliento y esa esperanza que tanto necesitan para sobrevivir.

“Por lo general, lo nuevo puede atemorizar, más si de una enfermedad se trata, pero en la medida que uno ve a los pacientes, los trata, los medica, va adaptándose.

“Desde nuestra llegada recibimos muestras de agradecimiento, esperan que ayudemos a enfrentar tan difícil situación. Y hasta en la despedida en La Habana, en el aeropuerto José Martí, los italianos que viajarían con nosotros nos aplaudían como muestra de apoyo, fue un gesto muy bonito”.

¿Dónde estás laborando?

—La mayoría del personal cubano trabajará en el hospital de campaña o de campo, como aquí le llaman, con la asesoría de los nacionales, que llevan el control computarizado y estadístico de cada detalle, los recursos, la logística.

“Lo organizativo está a su cargo, el idioma no ha sido obstáculo. Hablan muy despacio y para que nos entendamos, algunos lo hacen en español y hay enfermeras cubanas contratadas”.

—Si te pido comparar el trabajo con el del Ébola…

—Esta enfermedad no entiende de ricos ni de pobres, ni de uno u otro nivel. Afecta a cualquiera, atañe a todos a nivel mundial y la vida lo está demostrando. No es comparable con el Ébola. Entonces entrábamos a la sala, le hacíamos rápido los procederes al paciente y permanecíamos entre una hora y media, cuando más dos y salíamos. Ahora se trata de un turno íntegro, con alrededor de 36 pacientes, entre seis y ocho horas, y en el turno de la madrugada, 12. Resulta muy agotador permanecer con el traje, nasobuco, espejuelos... que comprimen y molestan.

“Los atendemos con cuatro enfermeros y cuatro médicos en dos turnos en el día, y por las noches son asistidos con cuatro médicos y tres enfermeros. Eso te da la medida de que rota un número significativo de cubanos y ellos se mantienen en la mañana y la tarde. Nos asesoran en cuanto al idioma, las entrevistas con los pacientes y llevan el control.

“Somos 18 médicos, 15 enfermeros, un clínico, un epidemiólogo que nos asesora y ayuda en la bioseguridad. Hay clínicos, intensivistas, neumólogos en el hospital público que te envío en una foto, algunos hablan el portugués, francés, inglés. En total somos 50, más el jefe de la misión y el logístico”.

¿Cómo ha sido la interacción con el personal de la salud italiano?

—De una manera muy sensible nos aprecian, nos agradecen. No sabemos si es por la necesidad actual, pero no notamos individualismos. No sentimos rivalidad profesional, todo lo contrario.

“Sus equipos los han puesto a nuestra disposición. El hospital público está bien equipado, e igual en los de campaña y todo para el bien de los enfermos, lo cual resulta muy ventajoso. Nosotros estamos acostumbrados a tocar mucho al paciente y esto nos lo evita, y con ello, por supuesto, el contagio. Ellos tienen un sistema de atención primaria, pero no con la fortaleza del cubano”.

¿Qué puede haberles fallado?

—Sacamos conclusiones como que les falló el sistema de alerta temprana, y el control epidemiológico al momento del brote de la enfermedad. No se dio seguimiento a los viajeros ni se aislaron los contactos de los infestados y no solo en este país, ha sucedido en otros.

“Además, la situación del envejecimiento demográfico en una enfermedad en que los mayores de 60 años son los más vulnerables constituye otra dificultad. En países más pobres, donde la esperanza de vida es menor no ocurre así.

“Y pensamos también que no se extreman las medidas sanitarias. No les agrada el uso del cloro por lo irritante que resulta en este clima, eso también favorece la diseminación de la enfermedad.

“Contrasta con Cuba en mucho. La Atención Primaria de Salud (APS), con los consultorios de la familia, es un tesoro. De manera general los profesionales de la Salud constituimos una gran fortaleza. Es innegable, nuestra mayor riqueza, así como el pueblo; un país pobre, bloqueado y rico en potencial humano”.

¿Qué mensaje le enviarías a tu Vertientes, tu Camagüey, tu Cuba?

—Que cada uno sea disciplinado, siga las indicaciones de las autoridades del país, solo salir de sus casas a lo necesario, cumplir al pie de la letra las medidas higiénicas y, sobre todo, confiar siempre en el sistema de Salud.

¿Y a tu familia?

—Sé que está tranquila y confiada. Su cuidado allá saben es crucial para mi buen desempeño aquí, y sé que un grupo de compañeros garantiza su atención. Se han activado las listas de amigos en las redes sociales, aumentan cada día las solicitudes de amistad.

Sobre todo, tienes que cuidarte…

—Sí… ese consejo se ha hecho viral en los mensajes y lo agradecemos. Nos llegan de todas partes del mundo. Solo te reitero que pretendemos mantener nuestro trabajo a la altura requerida y ser consecuentes con la expectativa del pueblo de Italia y las otras naciones en las que ofrecemos servicios.

“Esto tomó al mundo de sorpresa, pareciera una manera de remover conciencias”.