El aporte de los camagüeyanos posibilitó el ingreso al país de más de 2 400 000 dólares, debido a la calidad exportable del grueso de las mieles obtenidas en el territorio, comercializadas en su totalidad en el mercado europeo.
Según especificó Omelio Barba Alonso, director de la filial provincial de la empresa APICUBA, los resultados del año pasado significaron un crecimiento del 15 por ciento en relación con el 2013 y consolidaron a los camagüeyanos en el crecimiento sostenido de las producciones por cuarto año consecutivo.
Barba destacó que los 157 criadores individuales y cooperativizados se fijaron el propósito de llegar a las 700 toneladas en 2015, un registro que estaría por encima de las 625 planificadas para el año en curso.
“El año pasado tuvimos el mejor desempeño de los últimos 23 años, y nos proyectamos para el 2020 romper el récord de 1080 toneladas establecido en 1983”, afirmó Omelio Barba, quien calificó al pasado año como bueno para la apicultura pues hubo una alta floración de plantas melíferas, sobre todo, en el último trimestre cuando se consiguió alrededor de la mitad del acopio total.
El bejuco Indio y las campanillas blancas figuran como las principales fuentes del néctar del que se obtiene una miel de abejas de notable calidad, en lo cual también influye la disponibilidad del utillaje completo para los abejeros como centrífugas, coladores, embudos y ahumadores.
Segundo Fernández Fonseca, jefe de producción de la filial territorial de APICUBA, señaló a Santa Cruz del Sur, Vertientes y Najasa como los municipios de mayores aportes, y a los vertientinos como los productores de mejores crecimientos.
Décadas atrás en Camagüey era usual encontrar colmenas en las fincas ganaderas, cuyas cercas vivas de piñón bien vestido o enamorado aportaban néctar junto a otras flores y convertían a la demarcación en una de las productoras cimeras de este alimento en el país.
En Cuba se produjeron unas 7 800 toneladas en el 2014, de ellas la mayor parte destinadas a la exportación.
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