CAMAGÜEY.-La cuarentena abrió su puerta ancha a la lectura y probablemente esta sea la actividad más practicada por los retos que desata entre sugerencias de autores, ofertas gratuitas de libros digitales y ejercicios de escritura porque también con palabras, emojis, sonidos, fotos, memes y videos crece el diario de nuestro confinamiento.

Los autores sintonizan nuevas coordenadas para el vuelo de la creatividad y regalan ocurrencias como los ingredientes para el deleite de Evelin Queipo Balbuena, quien gana adeptos por sus décimas con recetas para repostería.

Encuentras siempre a lectores confabulados desde muchísimo antes de la tragedia de la COVID-19, como la camagüeyana Luisa María Ferrá Gómez, que insiste con las aclaraciones de dudas del idioma planteadas en grupos que sigue porque multiplican afectos por la literatura, la gramática y la ortografía.

Redes sociales y páginas institucionales se brindan como espacios predilectos para los contenidos. A través de Facebook, Libro Camagüey Cuba comparte textos de autores diversos, Editorial Ácana Camaguey Cuba promueve títulos, autores y convocatorias; y el Centro de Promoción Gertrudis Gómez de Avellaneda convida a celebrar el 27 de abril los 53 años del Instituto Cubano del Libro con los resultados del concurso “El libro que me deslumbró”.

EN OTRO TIEMPO REAL

¿Y qué pasa en la vida real? ¿Dónde queda aquello que no se pulsa en las pantallas de celulares, tabletas y ordenadores? El Centro Provincial del Libro y la Literatura (CPLL) cuida la producción editorial, la promoción y la reparación y el mantenimiento de locales.

En este tiempo, la Oficina de Creación de la Editorial Ácana ha producido papelería con dibujos animados, animales salvajes y domésticos, personajes de muñes cubanos; agendas personales, block para colorear, otros de notas, marcadores, identificadores de asignaturas. Es una gama de productos dirigidos principalmente a niños y adolescentes, por más de 20 000 pesos.

Yunielkis Naranjo Guerra, director del CPLL, contó a Adelante acerca del inventario en todas las librerías para la digitalización de textos. “Se logró acceso a Internet en la Ateneo Vietnam y la Mariana Grajales, ambas en la calle República, y en la Antonio Suárez, de la calle Maceo. Estamos listos para cuando esto pase reinaugurar la Antonio Suárez y abrir el café literario Motivos de Son, ambos con un horario de 9:00 a.m. a 9:00 p.m.”, aseguró.

Otro objeto constructivo es la librería Severo Sarduy, en la Avenida de la Libertad, antiguo almacén de la Universidad de Camagüey. Se repara la sede del CPLL y se trabaja en la librería Ignacio Agramonte de Guáimaro, terminada su primera fase, donde debe radicar la añorada Casa del Escritor.

Las librerías serán ambientadas con obras de jóvenes creadores, por la pintada convocada por la Asociación Hermanos Saíz. Con esa organización diseña cápsulas para promover autores, y otros productos audiovisuales con el apoyo de la productora Luz Joven.

“Con organización se puede todo. Los trabajadores están produciendo libros en sus hogares. Tenemos la intención de donaciones a centros de aislamientos y a hospitales. Hacemos de la cuarentena un período fecundo”, concluyó.

Casquitos y mermelada

Si vas a comprar guayaba
está a 10 pesos la libra.
Aunque tengan poca fibra
y aunque te las den sin jaba.
Pero no te pongas brava,
disfruta la coyuntura.
Pélalas si están maduras,
córtalas en 2 tapillas,
sácales pulpa y semillas
y ablándalas que son duras.
La repostería es arte
y en eso no hay discusión.
Mi regla sin excepción
es dar uso a cada parte.
Lo que resta en olla aparte
(semillas, pulpa y corteza)
lo pones a que se cueza,
bate, endulza, cuela... un hada
hace que la mermelada
pueble con su olor la mesa.

 

En una olla a presión
le pones 12 minutos
sin azúcar, pues el fruto
se endurece en la cocción.
Cuando dispare el botón
ya deben estar blanditos.
Y tus preciosos casquitos
endulza. El aroma escapa.
A fuego lento y sin tapa
se hace el almíbar bendito.

No olvides nunca adornar
un dulce aunque quede malo;
porque es en ese intervalo
que el postre va a levantar.
Yo, que no sé cocinar
cuando acabe el aislamiento,
tendré recetas por cientos
y si no me quedan bien
décimas tendré otras 100
y nada de aburrimiento.