Dra. Anaide Leyva Leyva. Foto: Orlando Seguí Aguilar /Adelante Dra. Anaide Leyva Leyva. Foto: Orlando Seguí Aguilar /AdelanteCAMAGÜEY.- El término autismo proviene del griego auto que significa uno mismo y fue utilizado por vez primera en 1911 por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler, pero en 1943 el austríaco Leo Kanner introdujo la caracterización del autismo infantil debido a estudios que realizó en un grupo de pequeños que se oponían a los cambios sociales.

Así comenzó la conversación en esta Consulta Médica la Dra. Anaide Leyva Leyva, especialista en Psiquiatría Infantil del hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña, de esta ciudad. Como verán, relacionada con un tema muy mencionado por estos tiempos; sin embargo, no con toda la claridad que uno quisiera y como ella es una estudiosa del padecimiento le pedimos su ayuda, la que agradecemos como siempre a quienes acuden a nuestro pedido.

¿Qué es el autismo?

—El término es abordado internacionalmente como trastorno del espectro autista, porque se presenta de diversas maneras, o sea, como autismos infantil y atípico, síndromes Rett y Asperger, el trastorno hipercinético con retraso mental y movimientos estereotipados o exagerados, y otros desintegrativos de la infancia.

“Constituye un trastorno generalizado del desarrollo infantil, claramente evidenciado en etapas tempranas de la vida; está asociado con alteraciones en la esfera cognoscitiva, en la afectiva y en la conativa (inapropiada).

“Tenemos en cuenta las acciones del niño, ellos presentan limitaciones en las habilidades para comunicarse, la interacción social y un patrón de interés restrictivo estereotipado y claramente inadecuado para la edad mental, con retraso en este sentido o no, porque se habla de que el 75 por ciento del trastorno del espectro autista cursa por un retraso mental de grado variable”.

¿Hay algún síntoma en específico?

—No, por eso constituye un síndrome de disfunción neuro-psiquiatra, esto indica que no es una enfermedad sino un conjunto de síntomas presentados en varios trastornos.

¿Se conocen algunas causas o factores de riesgo que lo originen?

—Son citadas la edad del padre cuando concibe al hijo con 40 años o más, la prematuridad del bebé, el bajo peso al nacer, tener un hermano autista aumenta en 35 veces las probabilidades de serlo, ser gemelo homocigótico con un 30 al 90 por ciento de posibilidades, un padre psicótico, o un trastorno psiquiátrico en la madre, son invocadas otras causas, pero estas son las más reiteradas.

¿Una madre añosa influye igual?

—Solo el padre para estos casos.

¿Tiene referencia de niños autistas en la provincia de Camagüey?

—En el estudio del 2013 al 2015, con carácter retrospectivo, fueron 23 los estudiados con trastornos del espectro autista, en niños hasta los cinco años.

¿Cuándo los padres pueden reaccionar ante un problema y llevar a su hijo al especialista y cómo se manifiesta?

—Hay un desarrollo psicomotor muy bien establecido para los niños. Las consultas de puericultura están al alcance de toda la población y desempeñan un papel vital; al mes de nacido debe seguir los objetos con la vista, al segundo exhibir una sonrisa social, a los tres ser capaz de sostener su cabecita…, y así de acuerdo con el crecimiento.

“Son signos de alarma si parecieran estar sordos a los mimos de sus padres, o no observamos esa sonrisa social, si a los 14 meses no caminan, u ofrecen resistencia a los cambios, no toleran las frustraciones, se apegan de manera inusual a los objetos o juguetes inanimados, sienten diversos tipos de fobias.

“Además, al observar que son ritualistas, quiere decir que pasan mucho tiempo en una sola acción, cuando hablan repiten automáticamente la palabra que escuchan, mantienen movimientos determinados repetitivos y sin un fin justificado, sustituyen el yo por el tú; o sea, si quieren agua dirían: ‘quieres agua’ y no ‘quiero agua’, otros son obsesivos compulsivos o se deprimen, te miran fijo o como decimos con el rabito del ojo.

“Los juegos en ellos son simbólicos, no son de toma y dame, de participación, viven en un mundo aislado, ensimismado, son muy difíciles para la extroversión e incluirse en el grupo con otros de su edad. Ese es el autista y los diagnósticos se hacen por la observación, la clínica y marcadores genéticos porque está probado que hay alteraciones bioquímicas, otras estructurales y funcionales a nivel cerebral; ya es ciencia constituida que más de cien genes participan como causantes de este y aparecen atrofias en algunas áreas del cerebro.

“Se autoagreden, son hiperactivos, con trastornos en el sueño, alimentario, comen sustancias no alimenticias, caprichos alimentarios, prefieren de manera fija un solo alimento”.

He escuchado hablar acerca de un autismo inducido debido al exceso de utilización de la televisión o medios tecnológicos muy frecuentes, como la computadora, la tableta… ¿Qué hay de cierto?

—Si no hay alteraciones genéticas, sin otra causa demostrada, entonces acudimos a los factores externos. Por ejemplo, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños menores de dos años no vean la televisión, porque la música es a lo primero que está expuesto y después a la televisión y a veces esta sirve de cuidadora del niño, así lo reconocen los propios padres, ellos se van a hacer otras tareas y los chicos se entretienen ante la televisión por horas, incluso, ven hasta programas inadecuados para su edad que provocan mala interpretación, agresividad, insomnio y pesadillas.

Si fuera inducido y se le retira la causa…

—Debe mejorar si realmente es por estos equipos, decir que cura sería demasiado absoluto.

Luego de detectarse el autismo, ¿cómo llegará ese niño a la adultez?

—Autista igual. Es una enfermedad crónica y cuando se dice que ha aparecido en otra etapa de la vida es porque el diagnóstico fue tardío.

¿Tienen la posibilidad de llegar a niveles de enseñanza tradicional?

—Depende del diagnóstico oportuno, debe hacerse antes de los tres años, si se le ofrece el seguimiento adecuado, con una atención especial donde se haya estimulado la expresión, las habilidades de la comunicación, puede que se logre.

¿Se relaciona con la geografía, el estrato social, o el color de la piel?

—Es multifactorial y no importa dónde viva la persona, ni etnia, cultura, nivel socioeconómico, ni si la familia es funcional o no.

¿Y el sexo?

—Aparece en ambos sexos, pero cuatro veces más en los varones.

¿Lactar o no al bebé tiene algo que ver?

—No, aunque es indiscutible el vínculo afectivo que se crea entre madre e hijo, aparte de los beneficios alimentarios y para el resto de la salud; pero no tiene relación con el autismo.

“El autismo es un síndrome de disfunción neuropsiquiatra, que se prefiere llamar dentro del concepto espectro autista”.

¿Cuáles son las posibilidades de un autista camagüeyano a la hora de ser atendido por el especialista?

—Hay que destacar la atención primaria de salud, son el médico y la enfermera de la familia los más cercanos al hogar de los bebés, quienes le siguen su desarrollo desde el momento del nacimiento y si a los padres les llama la atención algo y lo consulta allí se le atiende, pero puede que sean los profesionales de la Salud los que se den cuenta, entonces el pediatra lo ve y asistido por el equipo multidisciplinario compuesto por un psiquiatra infantil, un neuro, un genetista, el fisiatra, el especialista en medicina natural y tradicional, logofoniatra… y todo el que se requiera”.

¿Hay medicamentos que curen el autismo?

—Hasta hoy no. Los indicados son para mejorar los síntomas.

¿El tratamiento lleva implícita la rehabilitación?

—Sí, desde el punto de vista fisioterapéutico. En Camagüey tenemos el Jardín de Sueños en la zona del Casino Campestre, muy conocido como Centro de Equinoterapia porque está la rehabilitación con la monta de caballos, muy favorable por la interacción creada entre el niño y el animal, pues les mejoran las habilidades motoras, pero siempre vinculado con psicofármacos si lo requiere para calmar y aliviar algunos síntomas que mencioné.

“Se hacen grupos de ayuda, de orientación a los padres, porque ellos tienen que saber cómo alimentarlos, cómo manejarlos”.

Se han realizado estudios entre los pacientes que se rehabilitan?

—Por supuesto. De 23 estudiados en 17 la mejoría fue sustancialmente favorable.

¿Todos llegan a comunicarse?

—No. Entre un 40 o 50 por ciento nunca hablan como debe ser, con la salvedad de que aquellos con síndrome Asperger presentan capacidades intelectuales normales, aunque tienen el mismo tipo de restricción para la interacción social.

Hay algunos mitos acerca de los niños autistas como que son hermosos e inteligentes, ¿son ciertos?

—No, en lo absoluto y la memoria es mecánica, sin razonamiento.

En los últimos tiempos escucho demasiado sobre niños autistas, ¿se corresponderá con la realidad?

—Hubo una laguna muy grande en el estudio de esta dolencia, para decirlo de algún modo. Ya le dije que en 1943 hubo una denominación al respecto; no obstante, luego Sigmund Freud revolucionó la psiquiatría con el psicoanálisis y la mayoría se volcó hacia este y hubo mucho desconocimiento, hoy no hay una causa que lo defina y nosotros lo vemos como el trastorno generalizado del desarrollo.

 Foto: Otilio Rivero Delgado /Adelante Foto: Otilio Rivero Delgado /Adelante

Si los niños van desarrollándose normal, ¿qué aconsejaría a los padres?

—Que les propicien el juego, también con otros de su edad, los llamados de mesa, empinen papalote, jueguen a la pelota…Todo eso ayuda a la persona para la autoestima, la correcta dicción, el desenvolvimiento y a alcanzar un nivel de adaptación al medio, el relacionarse, comunicarse con el resto de las personas y no sentir fobias.

¿Siempre aclarar que con un diagnóstico precoz hay una mejoría?

—Sí, desde luego.