CAMAGÜEY.- Aunque la Dra. Daymi Saavedra Moredo, especialista de II Grado en Ginecobstetricia, Profesora Asistente, Máster en Atención Integral a la Mujer, Diplomada de Infanto-Juvenil, labora en el hospital materno infantil Ana Betancourt, de esta ciudad, mantiene una consulta para niñas y adolescentes dos veces por semana en el hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña, junto a Celia López Muñoz, una enfermera muy preparada, algo así como su mano derecha.

Hasta allí fuimos y conocimos cuán útil es ese servicio, sobre todo para esas niñas y adolescentes que, por lo general, inician sus relaciones sexuales sin tener plena conciencia de hasta dónde les afectan.

Esta consulta de Ginecobstetricia Infanto-Juvenil provincial, fue creada para la atención de las hembras desde su nacimiento hasta los 19 años de edad.

¿Llega a ser un problema de la salud el inicio temprano de las relaciones sexuales?

—Es un gran problema hasta a nivel mundial. Se ha comprobado que con el desarrollo biológico de las adolescentes se les “despierta” esta parte psicológica, para decirlo de algún modo, y van hacia las relaciones sexuales adelantadas y también la sociedad interviene en esta determinación.

¿Puede decirse que esa iniciación temprana está de moda?

—Sí. Muchas de las niñas o adolescentes que llegan hasta allí son arrastradas por el grupo.

¿Cuál es la responsabilidad de la familia?

—La principal y con frecuencia lo propicia la falta o deficiente comunicación.

¿Descríbame ambos casos?

—Está el concepto errado de: ‘no se le debe hablar a los niños del tema porque los estimulamos a hacerlo’, o lo hacen equivocadamente como es comentarles: ‘El sexo es lo peor, doloroso, no sirve’.

“Con estas actitudes la familia se engaña ella misma, no prepara a sus hijos para esos inicios y tampoco en cómo actuar, por el contrario, es mejor decirles que son placenteras y protegidas mediante el preservativo o condón”.

¿Cuál es el papel de las instituciones escolares?

—Reciben nociones de la anatomía femenina y masculina por medio de la Biología e incluye los ciclos menstruales, de manera somera las enfermedades de transmisión sexual y el inicio de este tipo de relación, cómo protegerse y la anticoncepción; sin embargo, no se profundiza en los problemas psicológicos o de otra naturaleza aparejados a esta determinación.

¿Recibe niñas y adolescentes con frecuencia por este motivo?

—Sí, de hecho va en aumento, aquí han llegado de 12 años y menos.

¿Imaginemos que la niña ya comenzó sus relaciones sexuales, ¿qué sucede en ella que la hace acudir a su consulta?

—Lo primero es que su anotomía no está preparada y otras consecuencias como el embarazo; si acuden al aborto o a parir, cualquiera de los dos caminos constituye un problema. El legrado trae infinidad de complicaciones, tanto desde el punto de vista anestésico como por el proceder como tal, ya sea quirúrgico o medicamentoso, mientras si continúa la gestación se presentan durante ese período, en el momento del parto y después.

“El recién nacido llega con problemas que ya han sido abordados en estas consultas, el inadecuado comportamiento de la muchacha y hasta con su pareja, por lo general, otro adolescente sin ser una relación estable o se desentiende del “asunto”, él por ser varón y su familia no se ven ni presionados.

“Incluso, ese grupo que con su forma de actuar la lleva casi de la mano a entrar en esa “moda”, la rechaza frente a su embarazo, y esto crea otro conflicto psicológico, sin olvidar los económicos, se convierten, ella y su bebé, en una carga familiar”.

¿Llegan por otras consecuencias debido a la falta de protección?

—Por supuesto. Algunas no vienen por estar embarazadas sino porque son contagiadas con enfermedades de transmisión sexual y no solo de VIH/Sida. Asimismo por otras dolencias muy frecuentes como el herpes simple genital al que usted dedicó una de estas consultas y el condiloma o papiloma virus humano, que son virales y una vez adquiridas contagian a sus parejas si no se protegen y son personas que cuando están inmunodeprimidas tienen recaídas.

“Encontramos algunas con chlamydia, afección que compromete el sistema reproductivo femenino, y cuando deseen tener sus hijos, con 20 años o más, no lo logran, sufren de inflamaciones pélvicas a repetición, salpingitis (inflamación de las trompas de Falopio), y llegan hasta a obstruirse, que inducen a los embarazos ectópicos ya abordados en este espacio. Y como sabemos, el cambio constante de pareja lleva a todas estas dificultades de salud y al cáncer cérvico-uterino”.

¿Si se atienden adecuadamente?

—Lo ideal sería que no llegaran a las relaciones sexuales a esas edades, pero si ya lo hicieron, atenderse con periodicidad, es importante saber que el examen de citología orgánica está en el Programa a partir de los 25 años y ya sería tarde para ellas y algunas muy jóvenes padecen de un cáncer cérvico uterino y cuando presentan síntomas y se diagnostica ya es tarde.

¿Alguna investigación lleva al diagnóstico a tiempo?

—Sí, y es muy sencilla, la de Shiller y se hace en todas las áreas de Salud donde haya un espéculo y el colorante (yodo). Se coloca el espéculo, con ese contraste el cuello uterino es coloreado y al no tropezar con alteraciones preocupantes las células reabsorben el medicamento y queda marrón oscuro. A veces el cuello se ve sano macroscópicamente y con el microscopio son detectadas las lesiones que posibilitan que evolucionen a la malignidad si no son bien tratadas.

¿De ustedes detectarle alguna anormalidad en el cuello uterino qué hacen?

—Las remitimos a la consulta de patología de cuello. Nunca las dejamos sin seguimiento.

Por lo general al comenzar temprano las relaciones sexuales le sigue el cambio de pareja frecuente…

—Desde luego, las relaciones son muy inestables. Los menores no piensan en padecimiento alguno, no tienen percepción de riesgo, creen que no serán afectados, por qué a ellos, eso no lo piensan.

“Incluso, con una sola relación sexual desprotegida es probable embarazarse o adquirir una infección de transmisión sexual, y eso ni pasa por sus cabecitas. No creen en eso de que estas enfermedades son sin rostros. Cuántas veces ves a alguien bonito, bien vestido, aseado y padece de alguna de estas afecciones. Eso abunda”.

¿La gonorrea como tal se ve en esas niñas y adolescentes?

—En menor medida, y sí, se ve. Indicamos un chequeo general y seguimos o derivamos a otras especialidades, según corresponda.

Desde el inicio me asalta la duda de, ¿por qué la ginecobstetricia para la etapa del nacimiento?

—Por algunas malformaciones congénitas vinculadas con las mamas o la vulva. Encontramos la sinequia vulvar o de los labios menores, producida cuando un labio menor se adhiere al otro, y ocurre de diversas maneras, lo que diríamos en los varoncitos, que son cerrados, y esto provoca en las niñas infecciones urinarias, vaginales, entre otras dolencias. Esto último lleva un tratamiento local, incluso fraccionamos los labios menores, si no se hace, al crecer le impide sus relaciones sexuales y puede llegar hasta la cirugía.

“Hay casos con ectopia cervical congénita, que es una dolencia benigna del cuello uterino y mientras las niñas son vírgenes no se diagnostican, resulta imposible colocarle un espéculo y mientras es así lo máximo que padece es una leucorrea (secreción vaginal) transparente, de causa no infecciosa y sin consecuencias, pero al mantener sexo, sobre todo sin protección, o realizar prácticas como de una niña con dos varones, o dos hembras con varón que son promiscuos y cambiantes sí se agregan afecciones y si no es tratada, acarrea consecuencias complejas y hasta padecer del cáncer cérvico uterino”.

¿Han atendido niñas menores que han sido abusadas?

—Sí, con o sin penetración, y las traen con condiloma. Esos casos transitan por un protocolo que incluye a Medicina Legal para el dictamen pertinente, y sean adoptadas las medidas precisas. Nosotros no podemos proceder, quitar evidencias y dejar esos casos sin resolver.

¿Qué diferencia encuentra entre las niñas o adolescentes que en épocas anteriores se casaban tan temprano?

—En esos tiempos la mujer permanecía con ese hombre por años, pese a que a veces no era un matrimonio feliz. Ella se mantenía en la casa dedicada a eso, a su casa, hijos y esposo incluidos, los tiempos han cambiado y estoy de acuerdo con eso, la mujer es más independiente, ya no es como antes; no obstante, como no podemos decir que el machismo se erradicó de una vez, en la mayoría de los casos que hemos abordado el varón se desprende del compromiso y no le pasa nada, mientras la hembra y su familia lo asumen todo.

Nos gusta terminar con algunos consejos, ¿cuáles serían los suyos?

—Lo primero es una adecuada comunicación familiar. Los chicos tienen que saber a qué se expondrán si de relaciones sexuales se trata, sin miedo.

“Sería genial hacerlos comprender que las relaciones sexuales son placenteras cuando se practican por amor, no por deporte, y si aún así deciden someterse al riesgo, que por favor, se protejan tanto de los embarazos no deseados como de las enfermedades de transmisión sexual. No pocas veces las hembras ven truncadas sus vidas.

“Además, que ante cualquier anormalidad, aunque parezca sencilla, acudan a este tipo de consultas, sin prejuicios ni miedos y siempre acompañadas por sus madres o familiar cercano, pues esta consulta es así, y con la presencia de la enfermera. Cuando lo creemos oportuno citamos a la pareja. Una atención oportuna transforma, para bien, padecimientos que llevan a la infertilidad, al cáncer, a mantener abortos espontáneos”.