SIBANICÚ,CAMAGÜEY.- Quien quiera conocer a un colectivo que no se deja acosar por las dificultades tiene que llegar a Sibanicú y encontrarse con los trabajadores de la fábrica de queso que, a fuerza de tesón, ingeniosidad y unidad, mantiene vivo a Fidel, con el recuerdo de su visita el 25 de julio de 1989, cuando la industria, desde el punto de vista constructivo, estaba no muy lejos de la terminación de la obra civil.

Hoy se yergue como la planta que más queso comercializa en el país en moneda libremente convertible (MLC), sin cerrar el capítulo de las reservas que aún tienen en la diversificación de productos y mirar hacia el futuro para garantizar la soberanía alimentaria con el aprovechamiento de los suelos arenosos del perímetro del centro para el cultivo de frijoles, plátanos, yuca y producciones porcinas para el autoabastecimiento.

A nuestra llegada, Lorenzo Delgado Delgado, director de esa unidad empresarial de base, resaltó el desempeño de los jóvenes -significan el 63 % de los 232 trabajadores- y de la féminas en los resultados productivos y la hazaña de sobreponerse a los efectos de la pandemia, cumplir, hacerlo con calidad y suplir la ausencia de los afectados por la enfermedad con el alargamiento de las jornadas.

El esfuerzo es colectivo, pero siempre habrá que denotar individualidades, como la jefa de acopio, Lisandra Bueno, que en medio del proceso de contratación con los productores salía para el campo desde las cinco de la mañana y no retornaba al hogar hasta cerca de las once de la noche, para dejar actualizada la información de la jornada, mientras que recibía el apoyo familiar en la atención de los dos hijos.

Todos los puestos de trabajo en la fábrica son útiles, se concatenan. Si Edel Fernández Morell como chofer -al igual que el resto de los camioneros- no acarrean la leche de las fincas o de unidades productivas, la planta no puede producir; las muchachas del laboratorio determinar el nivel de grasa y sólidos; mientras la tecnóloga, Roxana González Garay, de 25 años de edad, establece los parámetros de calidad y la inocuidad de los alimentos.

Con solo 36 años, Jorge Neyra Calixto es todo una autoridad como maestro quesero, capaz de descubrir el secreto para alcanzar un producto de calidad, cumplir todos los parámetros y seguir atentamente el proceso fabril.

Yudenia Fonseca García, jefa de ventas, considera que se ha puesto vieja en la fábrica. Ingresó con 19 años y tiene 42, pero bien empleados para que las cuentas por cobrar y pagar no envejezcan, vital para la salud de la economía empresarial.

En Sibanicú se producen quesos Coral, Fresco Criollo, Frescal, semiduro Gouda, fundido Natural y Gouda, Santa María, masa para fundir materia prima y Patagrás 2 y 6, producto líder y con reconocimiento internacional.

El plan anual de producción de queso es de 800 toneladas y desde octubre ya crecía en un 4 %, y del total de 2 175 toneladas, incluidos yogurt, miragurt, batidos de frutas naturales, entre otros surtidos, el incremento era de un 11 %.

El líder juvenil, Juan Pablo Pérez Cejas, graduado como licenciado en ciencia de los alimentos en la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte, con 29 años cumplidos, mientras hacíamos un alto en las cercanías de las áreas donde impulsan el fomento de frijoles y plátanos, habló del protagonismo de ese segmento y la necesaria relación con los hombres y mujeres de más experiencia.

“El objeto social nuestro es sustituir importaciones y pensando en un futuro exportar", estimulados por proyectos para mejorar la tecnología de las instalaciones industriales. Y todo ello a pesar del bloqueo estadounidense que impacta en la sostenibilidad de los equipos y en el aseguramiento de la materia prima para la envoltura del producto terminado.