Le insisto que se dice “no sé”, y en seguida lo repite correcto, pero vive todavía en la etapa del “me poní”; por eso ante situaciones similares, aunque sea muy certera con la acción, me sigue mal vistiendo el verbo. Mi niña ya tiene tres años y medio, y la disfruto plena de ocurrencias, a pesar de la crisis de la edad.