Ella cursa el segundo año de la residencia en Pediatría y dónde mejor que el hospital Eduardo Agramonte Piña, destinado a la atención médica de los menores en la ciudad de Camagüey, Cuba.

Ella intercambiaba con el Profesor Manuel Oliva Palomino, cátedra viviente de la Pediatría, y en esta ocasión sobre Oncopediatría, una rama muy sensible dentro de la Medicina, más aún cuando de niños se trata.

Dispuesta a conversar para mí y los lectores respondió gustosa a mis apresuradas interrogantes:

-¿Dónde estudió la carrera?

-En la Universidad Metropolitana de Barranquilla.

-¿Fue muy costosa?

-Sí, logré estudiarla gracias a la ayuda de mi familia, al igual que ahora, pues estoy aquí bajo el método de autofinanciamiento. También debo agradecer a Fredy Gutiérrez Hernández, el padre de mi hijo que me ha apoyado mucho, quien igual es médico.

-Y por qué la especialidad en Camagüey, Cuba?

-Lo decidí porque allá en mi país hablan muy bien de la docencia médica cubana y de la clínica. Cuba tiene un prestigio reconocido en el ámbito de la Medicina.

-¿Qué encontró a su llegada?

-A unos médicos muy colaboradores, expresan sus conocimientos, entregan todo su saber. Ya llevo dos años aquí y me ha llamado la atención el servicio de Hematología y Oncología destinado a los niños, eso no lo tenemos así en Colombia; si hay algún galeno dedicado tiene que trasladarse de un lugar a otro, lo que demora a veces el diagnóstico, e incluso, luego de este, el tratamiento es tardío. Considero que en esto nuestros niños están desprotegidos, la medicina es muy costosa y el seguro no cubre todas las enfermedades ni procederes. Eso es muy triste en las naciones de nuestra región.

-Desde el punto de vista de la tecnología...

-Tenemos tecnología de punta que no siempre es bien utilizada por diversas causas.

-Le queda un año de estudios aquí, luego ¿dónde ofrecerá sus servicios?

-En una clínica de mi ciudad.

-Me dijo que tenía un hijo, ¿espera por usted en Colombia?

-No, qué va, lo traje conmigo, en un bebé de tres años, se llama Juan Camilo y estamos muy contentos acá.

Máryury, con sus 30 años confesos y que no aparenta, dijo que dentro de la especialidad de Pediatría se acercará todo lo posible a la Oncopediatría, consigue toda la literatura que puede servirle y estudia con afán, pues esa asistencia le ha interesado en mucho por los beneficios que puede ofrecer después en su país. Agradeció de manera especial la posibilidad que le ofrece Cuba, la calidad de los Profesores y la acogida que en general le han brindado.

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