Para cualquier colega este encuentro hubiera tenido solo un interés profesional; pero para este aprendiz de periodista fue la unión de la familia completa. Seis horas de emociones no serían fáciles de transcribir a una plana, y aunque mis profes de la academia me exigen objetividad, debo decirles que esa jornada está entre las más felices de mis 22 años.

Y como el periodista nunca se quita su traje, le pedí al Héroe de la República de Cuba, Gerardo Hernández Nordelo, unas palabras para los lectores de Adelante.

—¿Cómo recibiste el 17 de diciembre del 2014?

—Fue uno de los momentos más felices de mi vida. Se hizo realidad el sueño del reencuentro con nuestro pueblo y nuestros familiares. Nos pasamos 16 años soñando con ese instante, y cuando se hizo realidad costó trabajo creérselo. Pudimos percibir, además de nuestra alegría, la felicidad del pueblo, y esto le agregó un toque a la magia de ese día.

—Llegando a Cuba se descubrió otra sorpresa…

—Fue todo parte del mismo paquete, del mismo sueño. Si se hubiera escrito el guion para una película o una novela, no hubiera quedado tan bien, toda la felicidad junta. Obviamente después de regresar podíamos haber intentado cumplir el sueño de ser padres; pero íbamos a estar contrarreloj. Quedó todo perfecto, apenas unos días después del regreso recibimos a Gema en este mundo, que es la dicha más grande que hemos tenido Adriana y yo en nuestras vidas. Gemita es una niña preciosa, tranquila además, no tenemos ninguna queja y vino a ser el complemento para este final feliz.

—¿Cómo has podido manejar tanto amor del pueblo hacía ti?

—Ha sido tan lindo que es un poco difícil de manejar, a veces llegamos tarde a las actividades porque las personas te paran en la calle, quieren tirarse fotos o pedirte un autógrafo. Las cosas han cambiado, porque en mis tiempos no se tomaban tantas fotos, no se pedían tantos autógrafos, al menos que fueras un artista reconocido. Me sorprende la gente cuando nos piden que firmemos un papelito, una servilleta, y eso nos alegra, porque nos da la oportunidad de corresponder un poquito a todo el amor que recibimos durante tantos años.

“Nos sentimos orgullosos de nuestro pueblo, de todos aquellos que tomaron parte de su tiempo para hacer alguna acción por los Cinco, ya fuera escribirnos una carta o hablar en una tribuna abierta; por ello lo mismo en un centro de trabajo o de estudio disfrutamos tanto, paramos lo que estemos haciendo para dedicarles un tiempo a las personas”.

—Después de la llegada a Cuba, has tenido dos momentos que sobresalen: la imposición de la condición de Héroe de la República de Cuba y el encuentro con Fidel. ¿Qué puedes contarnos?

—Habíamos soñado mucho con esos dos momentos, el día de la Medalla fue indescriptible. Ramón y yo teníamos una broma que después se hizo extensiva a todo el grupo, en el peor momento del hueco nos llegó la noticia de nuestra declaración como Héroes de la República de Cuba y nos tocábamos el pecho para indicarlo. Por las rejillas del hueco nos decíamos: “resiste, que somos héroes del pueblo de Cuba y algún día tendremos esas estrellas en nuestro pecho”. Entonces, cuando llegó era el sueño cumplido y la culminación de una etapa.

“En cuanto al encuentro con el Comandante, había rumores en la calle; pero era el deseo de nuestro pueblo de ver ese encuentro, porque el regreso de los Cinco no estaba completo hasta que viéramos a Fidel. Yo lo veo como una reunión familiar, como si estuviéramos cinco hermanos con su padre en la sala de su casa. Me di el gusto de contarle algunas anécdotas de la prisión, hablamos de la realidad mundial, de la escasez de alimentos y las potencialidades de algunos cultivos como la moringa y la morera. Fue un encuentro informal, pero muy emotivo”.

—Te vimos casi de director de Industriales por la Televisión.

—Ha sido el único juego que he podido ir a ver, si por mí fuera me mudara para el Latino a ver cada uno de los partidos. Ese día mi idea era sentarme en las gradas, pero Vargas me sentó al lado de él y me comentaba todas las estrategias del juego, lo que iba a hacer, me sentí un poco director de Industriales. Allí está jugando el joven camagüeyano Dairon Blanco, que lo ha hecho muy bien, lo saludé y me tiré una foto con él. Ojalá el año que viene pueda reforzarnos igual. Bueno, mejor que Camagüey pueda clasificar y batallar también.

“Ahora hace poco mandamos unos bates para el equipo Los Toros, de conjunto con el proyecto Cubacan, a ver si les dan suerte. Tengo entendido que Ulacia los probó y le gustaron. La única condición es que no los usen contra Industriales. Al igual que a Industriales y a Camagüey hemos mandado bates para otras provincias y para peloteros como Michel Enrique, Despaigne; hace poco le dimos a Reutilio Hurtado y casi todas las noches me llama y me dice: di un jonrón con los bates, porque son buenos. Para mí, que siempre quise ser pelotero, pero no pude porque soy muy malo, este proyecto me ha permitido estar más cerca de mi pasión”.

—Gera, has estado en Camagüey. ¿Qué te pareció mi ciudad?

—Camagüey me gustó mucho, no he estado tanto tiempo como desearía y conozco nada más su capital provincial, pero me gustó. Sentimos el calor y la hospitalidad del pueblo camagüeyano. Caminé bastante sus calles a principio de los años ‘90 y tengo la deuda de volver. Tenemos amigos e incluso familias allá. Adriana sí ha estado bastante, me ha hablado muy bien de los camagüeyanos. Pronto Adriana, Gemita y yo los visitaremos. A los camagüeyanos un saludo en nombre de los Cinco, y el agradecimiento por tantas muestras de apoyo durante estos años. Un gran abrazo para todos.

—¿Cómo ves la Cuba del futuro?

—Veo una Cuba mejor que la de hoy, más revolucionaria, más unida. Esto no significa que yo deje de reconocer que se nos avecinan grandes retos. En esta partida de ajedrez hay nuevas jugadas que pensar y repensar, estrategias que plantearse; pero estoy absolutamente convencido de que los revolucionarios cubanos seremos capaces de continuar nuestro proyecto, mejorándolo cada día y hacer así de nuestra patria una Cuba con todos y para el bien de todos. Las generaciones de hoy tienen el compromiso de mantener en alto las banderas de Fidel y Raúl, el terreno no es llano y tendrá obstáculos, pero si llegamos hasta aquí, tengo la certeza de que seguiremos adelante.

—El 14 de marzo es el  Día de la Prensa Cubana. ¿Cómo vieron a los periodistas en la batalla por la libertad de ustedes?

—La prensa desempeñó un rol determinante, del lado de allá nos costó mucho trabajo romper el bloqueo mediático, y de este lado el caso de los Cinco estuvo siempre presente en nuestros medios. Aunque al principio carecimos de iniciativas frescas para llevarle al público nuestro mensaje, pero después eso cambió y avanzamos mucho.

“En el Día de la Prensa una felicitación en nombre de los Cinco para todos los periodistas. Se nos avecina una coyuntura muy interesante para todos; tenemos que replantearnos el trabajo de la prensa, no se puede seguir haciendo un periodismo de riposta. A veces le damos la primicia a medios extranjeros sobre realidades, problemas y logros que son nuestros. Hay que competir contra fenómenos como el paquete y el bombardeo mediático del que somos objeto, al enemigo todo el terreno que se le dé lo va a coger y podemos pagar un precio alto por eso. Hay que decir lo nuestro sin miedo a lo que va a decir el vecino. Si los cubanos hemos demostrado que podemos encontrar vacunas, hacer medicamentos y ganar épicas batallas, entonces cómo no vamos a poder hacer un periodismo creativo y dinámico que llegue de verdad a nuestro pueblo. Hay que salir de la trinchera y combatir”.

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