Desde Bin Laden, Al-Qaeda, Talibanes y terroristas islámicos hoy, armaron y pertrechan a cuantos mercenarios precisan para derrocar a los gobiernos que no quieren someterse a los designios del Imperio, mediante la antesala de pretextos alarmistas universales como la posesión de armas nucleares y químicas, cual fue el argumento para asesinar a Sadam Hussein, cuyo derrocamiento destapó la caja de pandora y al final, era burda mentira la tal amenaza bélica.
Libia, otro país próspero de la región, por el estilo USA y de sus aliados europeos, quedó en el caos y el "linchamiento" de Muamar Gadafi, lejos de llevar la democracia estadounidense a la ya destruida nación, provocó más terror en la heterogénea población.
Para Obama y los Estados Unidos el Estado Islámico (EI), es ultraterrorismo en Irak y lo están combatiendo con todos los hierros, mientras esos mismos mercenarios extremistas que acaban de ejecutar al periodista James Foley, pero que son "rebeldes" opositores en Siria contra el gobierno legítimo del presidente Bashar, allí son apoyados por Washington. ¿Cuál es el doble rasero? ¿Son o no son terroristas?
El congresista estadounidense, Peter King, ante el asesinato de Foley divulgado por le redes sociales, manifestó que para Estados Unidos ese hecho era "una declaración de guerra". Desde luego, una declaración atrasada porque desde muchísimo antes el Medio Oriente es un teatro de operaciones militares donde su país prueba todo tipo de armas contra el "terrorismo" civil, pues los drones no distinguen figuras de niños, mujeres, ancianos... tipos de vestuarios ni diferencian una vara de pescar y de un arma larga.
Las bombas USA, sin embargo, continúan su "exterminio pacífico" del terrorismo en Irak y Afganistán, acciones que, probablemente les sirvan de pretexto en bandeja de petróleo a Obama, para virarles la tortilla a los "rebeldes" en Siria y bajo el subterfugio de proteger a sus nacionales en la región, intervenir en el país donde la espina de Bashar sigue atravesada en los planes perspectivos bélicos de gran alcance regional.
Violencia genera violencia y aunque la prepotencia armamentística estadounidense arrase el planeta, nadie puede creer que existan bombas terroristas y otras sean de paz, porque todas matan y siembran terror, cuya cosecha nunca será rosas, y menos blancas.
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