La medición de la tensión arterial surgió en 1896 de manos del médico italiano Scipione Riva-Rocci, quien introdujo el esfigmomanómetro, que permitió medir la presión arterial sistólica —conocida como la máxima. Casi una década después, el cirujano vascular ruso Nicolai Korotkoff desarrolló la técnica auscultatoria, y fue posible medir la presión arterial sistólica y diastólica —la mínima.