Cuenta una leyenda que una dama fue quien introdujo el marabú en Cuba, una que nació en nuestra ciudad allá por la segunda mitad del siglo XIX. Según la historia, Doña María Monserrat Canalejos, esposa del patricio Gaspar Betancourt Cisneros, trajo desde la urbe italiana de Milán varias posturas de la Tamarix gallica.