El 31 de diciembre y el 1ro. de enero constituyen días normales, como otros, mas la convención social y un poco la fe, dictan que llega un nuevo año y las cosas tienen que cambiar. Y aunque los que cambian no son los años, sino nosotros, los que ponemos trabajo y esfuerzo para transformar, aparece casi siempre una lucecita que nos dice: “este sí va a ser el año”. Yo sueño una Cuba mejor para el 2023, y uso el “yo” optimista de no sentirme la única.