CAMAGÜEY.- La bisabuela de Zuleica Romay nació en un barracón, aunque para esa fecha, oficialmente, la esclavitud estaba abolida en Cuba. Aquella viejita gritaba de súbito por la secuela sicológica al recordar los latigazos. La bisnieta, respetada intelectual, transita de la vivencia personal al desenredo de la madeja de ideas y prácticas del marxismo cubano frente a la problemática racial.

“El racismo ha tenido 500 años en Cuba para enraizarse y reproducirse de manera adaptativa. Lo que ayer nos parecía natural hoy es discriminación”, afirmó en la Casa Madiba, durante la última de los tres sesiones de trabajo. Allí señaló el criterio de quienes responsabilizan a Fidel Castro con la disminución del debate acerca del asunto por el discurso del 4 de febrero de 1962, conocido como Segunda Declaración de La Habana.

Confiada en sus logros sociales, la Revolución pensó que la cuestión del racismo se trascendió, porque la estructura económica, el marco legal y la cuestión ideológica deberían dejar de propiciar el racismo. En cambio, enfatizó Zuleica, el mayor freno está al pensar la lucha de clases solo en contra del imperialismo y los enemigos de Castro sin ver las luchas entre nosotros.

“Hay en el pensamiento cubano una voluntad de construir el marxismo. ¿Qué ha pasado? Que no hemos sido constantes porque nos hemos dedicado a otras cosas, y en la Revolución hay que hacerlo todo a la vez”, añadió.

La directora del Centro de Estudios Afrolatinoamericanos en Casa de las Américas ofreció en Camagüey un ciclo de conferencias. Al investigar tendencias e identificar diferentes comunidades, sus argumentos vindican el pensamiento social revolucionario auténticamente cubano. Ella identifica tres grupos: los marxistas confesos, los nacionalistas negros y los afrofeministas.

Al primero pertenece la generación de Fernando Martínez Heredia, Tomás Fernández Robaina, Esteban Morales… con una perspectiva historicista. En el segundo, diverso y heterodoxo, cuenta los nacidos desde los años '50 hasta el '70, estudió marxismo por manuales y luego profundizó por cuenta propia; se interesa por el análisis sociocultural y político del presente, gestiona blogs personales y practica activismo antirracista, ambientalista y LGTBIQ+.

En el tercero confluyen quienes pasaron la adolescencia y la juventud durante el Período especial. Estos reivindican un pensamiento socialista sin realizar filiaciones grupales o partidarias. Hay protagonismo de las mujeres, activismos sin fronteras entre sí mismos, y destreza en el ecosistema digital. Según Zuleica, la condición de migrantes les ha dotado de una perspectiva más global.

También comentó acerca de las influencias de Estados Unidos, caracterizado por el choque con el paradigma segregacionista, que ha presentado irreconciliables al negro y al blanco; por tanto, aquí, “hay temor de que la gente más radical y joven se enamore y se deslumbre con algo que no va con el pensamiento integracionista por el que hemos luchado”.

“El marxismo cubano no está anquilosado ni estancado”, afirmó al enfatizar que la creación anda por delante de la socialización, he ahí el inconveniente. Como cada comunidad intelectual genera variantes de una teoría, hay diversidad de temas y eso “me infunde mucha esperanza porque el marxismo sigue en desarrollo y es útil para interpretar los problemas de la realidad”.

Zuleica con el Folklórico de CamagüeyZuleica con el Folklórico de Camagüey

Zuleica Romay dictó conferencias en la sede de la filial de la Universidad de las Artes ISA, el Centro de Convenciones Santa Cecilia y la Casa Madiba. Viajó a Camagüey invitada a la jornada por el aniversario 211 de la Conspiración de Aponte en Puerto Príncipe. Brindó herramientas para entender y contribuir al Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial, impulsado por el gobierno cubano desde el 2019.