Como nunca antes Cuba fue a las urnas. Por primera vez en 64 años de Revolución, votó una Ley que nos conmina a ser un mejor país, más parecido a su gente. Un hogar para todos. Un culto al respeto y la diversidad, a la esencia que nos acompaña en la vida: las familias. Todas, con las que nacemos, las que hacemos, con parejas o amigos, las que no necesitan de números mágicos, las que acompañan al anciano y escuchan a los pequeños de casa, las que no discriminan ni violentan.