Más de cincuenta veces compartió Fidel con el pueblo camagüeyano. Son innumerables los sitios y las personas que atesoran una foto, un recuerdo, una huella suya. En diálogos casi íntimos aun rodeado de cientos y en encuentros de trabajo delineó cuánto crecería el Camagüey y cuánto lograría la Revolución gracias al esfuerzo y el talento de los agramontinos y de los cubanos todos. Junto a esa visión de futuro ofreció en cada visita y en cada discurso, invaluables lecciones para este presente difícil en que sus palabras y su impronta se nos reafirman imprescindibles.
Fotos: Archivo de Adelante
"No vamos a prometer nada, vamos a hacer, vamos a empezar a luchar en todas partes; vamos a invertir las energías de nuestros revolucionarios, de esos jóvenes que se jugaban la vida todos los días, de nuestros combatientes, de esos jóvenes que subían y bajaban montañas incansablemente; de este pueblo luchador. Vamos a invertir esa energía, ahora que no hay guerra, en arreglar esto. Y empezar por donde estemos, si estamos en un municipio, empezar por ahí mismo; y cada cual empezar por el suyo y empezar por su provincia y empezar por todas partes. Vamos ahora a lanzar una ofensiva contra la corrupción, contra la inmoralidad, contra el vicio, contra el juego y contra el robo, contra el analfabetismo, contra las enfermedades, contra el hambre. Vamos a empezar una ofensiva simultánea, como la ofensiva que terminó con el fin de la dictadura. Vamos a luchar también contra el imperio de la corrupción, de la explotación, del abuso y de la injusticia, que ahora tenemos un ejército más grande, está todo el pueblo. (...) El pueblo libre y con todo en sus manos. Un pueblo que sabe hablar, que sabe reunirse, que sabe reclamar, es imposible que, si lanza una ofensiva contra todo lo que ha constituido su desgracia, no logre la victoria".
Plaza de la Caridad, 4 de enero de 1959.
"Les inculcó a los patriotas camagüeyanos su espíritu, su ejemplo, sus extraordinarias virtudes. Y tan pronto tomó el mando, les hizo ver a las tropas españolas que Camagüey tenía capacidad de combate, que Camagüey no estaba desmoralizado, y que Camagüey se preparaba a desarrollar su espíritu de resistencia, que Camagüey se preparaba a llevar adelante la guerra. (...) Nadie como Máximo Gómez pudo comprender la obra revolucionaria de Ignacio Agramonte: en la extraordinaria calidad de aquellas tropas, en los extraordinarios jefes que había formado Ignacio Agramonte, (...) aquella formidable y temible caballería, aquella aguerrida y experta infantería. (...) Máximo Gómez toma el mando de esas fuerzas y de inmediato reanuda los combates en la región de Camagüey. (...) Este hecho lo realiza después Máximo Gómez en condiciones muy difíciles: a principios del año 1875, (...) invade la región de Las Villas, cruza la trocha y lleva a cabo una extraordinaria ofensiva que condujo sus fuerzas hasta la región de Cienfuegos, frente a numerosísimas tropas españolas. En parte, aquel trabajo que había hecho Agramonte en Camagüey hizo posible aquella extraordinaria campaña de Máximo Gómez en Las Villas. (...) Pero la muerte de Ignacio Agramonte tuvo otros efectos, en realidad muy dolorosos.
(...) ¿Habrían ocurrido esos hechos si Ignacio Agramonte no hubiese muerto el 11 de mayo de 1873 en Jimaguayú? Los que lo conocieron y todos los que hemos llegado a recibir impresiones, informes e ideas acerca de su carácter, de sus virtudes, de su entereza, de su conducta, estamos completamente seguros de que Ignacio Agramonte habría sido un insuperable valladar a aquellas desorientaciones y aquellos errores. (...) ¡Y qué útil es hurgar en la historia extraordinaria de nuestro pueblo! ¡Cuántas enseñanzas, cuántas lecciones, cuántos ejemplos, qué cantera inagotable de heroísmo! Porque ningún pueblo en este continente luchó más por su libertad que el pueblo cubano. Ningún pueblo sufrió más, ningún pueblo se sacrificó más. (...) Y nuestro pueblo lo resistió. Y frente al revés no pensó en abandonar la lucha, sino que estaba más decidido que nunca a continuarla".
Plaza de San Juan de Dios, 11 de mayo de 1973.
"La obra de la Revolución se ve, en esta misma ciudad de Camagüey la vemos. Pero la primera obra de la Revolución fue sobrevivir, defenderse, derrotar a los enemigos, para poder disfrutar este derecho a vivir en paz, a trabajar, crear y avanzar. Camagüey es una parte de nuestra patria. Y aquí mismo, en Camagüey, se puede ver en todos los terrenos la obra de la Revolución y el impresionante avance de los últimos años. La Revolución, al revés de lo que ocurría en el pasado, no se caracteriza por la demagogia o por las falsas promesas, se enfrenta a las dificultades y trata de resolverlas, con sencillez y modestia .Podríamos decir que en estos cinco últimos años, el avance de Camagüey y Ciego de Avila es en realidad impresionante.
(...) Y en la medida en que las posibilidades económicas del país lo permitan, se continuarán ubicando nuevas industrias alrededor de la ciudad de Camagüey (...) Estas industrias no solo crean riquezas, sino que elevan el aporte de la región a todo el país y proporcionan una inmensa satisfacción. Pero no solo hemos estado trabajando arduamente, y continuaremos trabajando, en el campo industrial para el desarrollo de esta ciudad, sino que también en los últimos años se ha hecho un impresionante esfuerzo de desarrollo social.
(...) y en fin, todas esas instalaciones necesarias para la seguridad, la tranquilidad, el bienestar, la educación, la salud, los deportes y la cultura de los camagüeyanos. No se olvida prácticamente nada, no se descuida nada; si más no puede hacerse, no es porque falta voluntad en ustedes y en nosotros, es porque no tenemos más recursos. Se trabaja para el presente y se prevé el futuro. Camagüey no es solo la tercera ciudad del país, sino una de las más antiguas, fundada hace 400 años o más. Se ha trabajado en la confección del plan director de la ciudad, que es algo muy importante, para saber dónde deben ir las viviendas, dónde las escuelas, dónde las fábricas, dónde las calles, las avenidas, el alcantarillado, el acueducto, etcétera. (...) Los que creen en el mundo que las revoluciones pierden el entusiasmo de los primeros tiempos, tenían que haber venido a Camagüey en estas semanas pasadas, tenían que ver este acto para persuadirse de que las verdaderas revoluciones no pierden el entusiasmo de los primeros tiempos, de que en las verdaderas revoluciones, aparte de la mayor conciencia, mayor organización, el entusiasmo también crece, parejamente a la confianza de las masas, al mayor conocimiento de todos los problemas y a la seguridad que tienen en sí mismas. Porque las revoluciones a todos nos enseñan mucho, y nos enseñan cada día algo nuevo".
Acto nacional por la efeméride del Moncada, 26 de Julio de 1977.
"Ahora, ¿cómo ha alcanzado este éxito la provincia?, eso no es casualidad. Admitido que Camagüey, desde los primeros años de la Revolución, se caracterizó por su gran entusiasmo; pero con eso solo no es suficiente. Pienso que el secreto del éxito de estos programas en la provincia de Camagüey está muy relacionado con el trabajo del Partido y el estilo de trabajo del Partido en esta provincia, con el esfuerzo de los militantes del Partido, de los militantes de la juventud y con el apoyo masivo del pueblo de Camagüey.
(...) Y yo me pregunto aquí si habría sido posible sin el apoyo de las masas, sin el trabajo voluntario, construir las más de 1 000 obras que se han inaugurado en estos días. El pueblo participó en todo: en la construcción de comunidades, en la construcción de la fábrica de zeolita, en la construcción de las escuelas, de los círculos, de los edificios de viviendas, del centro de biotecnología, dondequiera que se trabajaba.
(...) El socialismo es la ciencia de llevar al pueblo al desarrollo del país, llevar a las masas a su participación directa en el desarrollo de la patria, ganar las masas para esa gran causa; el socialismo es la ciencia de crear, preservar y desarrollar el más amplio vínculo, el más profundo vinculo del Partido con las masas; el socialismo es la ciencia de dirigir con métodos correctos; el socialismo es la ciencia del ejemplo. (...) El futuro presenta amenazas debido a esa política imperialista, a esas creencias, a esa idea eufórica de que el socialismo está en el ocaso y llegaría el momento de cobrarle a Cuba el precio de más de 30 años de Revolución. ¡Aquí no podrán cobrar nada! Y esto no es de ahora, es desde hace mucho tiempo, y ya lo dijo Maceo: qué le correspondería al que intentara apoderarse de Cuba".
Plaza de la Revolución, 26 de Julio de 1989.
"(...) se enfatizó en la importancia de la atención al cultivo, a la preparación de tierra, a la siembra, a la limpia. Todo eso es muy importante porque en cada zafra, realmente, se trabaja para dos zafras: la zafra que se está haciendo y la que se va a hacer el año siguiente, para la cual es necesario disponer de la caña. No nos podemos dedicar solo a zafra ahora, hay que dedicarse también a la zafra que viene (...). Sembrando más, cultivando más, atendiendo los campos (...). Es enorme el esfuerzo que debemos realizar para hacer las cosas que las circunstancias históricas nos exigen en este momento. Bien ha valido la pena luchar como hemos luchado, resistir como hemos resistido, y empezar a marchar como estamos empezando a marchar hacia adelante, primero para recuperar lo que producíamos y después hacer mucho más".
Central Cándido González, 12 de febrero de 1996.