MEDINA DEL CAMPO.- Recuerdo la primera vez que escuché la palabra mapping. Fue de labios de mi novio, un cubano inmerso en el mundo audiovisual. Hace más de una década, él se dedicaba a montar y a explorar los recovecos de los softwares de edición, intentando dominar el arte del videomapping.
Su vida estaba marcada por noches de desvelo, aprendiendo Resolume Arena a través de tutoriales y perfeccionando sus habilidades durante fiestas donde era modestamente un VJ. Su pasión pronto lo llevó a formar parte del Proyecto Play, un grupo que, con esfuerzo autodidacta, comenzó a mapear espacios en la ciudad de Camagüey.
Sin embargo, la verdadera apertura para él, y para mí, llegó cuando asistió a un taller del español Rodrigo Tamariz en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba. Este encuentro le permitió vislumbrar un futuro profesional en el mapping, un campo aún en desarrollo que, para mi perspectiva periodística, tiene un enorme potencial.
El videomapping, esa magia de proyectar luz sobre superficies arquitectónicas, es más que una técnica; es una forma de contar historias que entrelaza la cultura digital, las tecnologías emergentes y la vida urbana.
En Cuba, donde los recursos para este tipo de arte son limitados, se ha logrado crear contenido de alta calidad y un discurso cautivador del público. Desde 2010, con los primeros espectáculos en La Habana hasta la creación de proyectos como Isla Mapeada y el propio Proyecto Play, el mapping ha comenzado a cimentar su lugar en el panorama artístico, a pesar de los desafíos que enfrenta la academia para mantenerse al día con la creación contemporánea.
Mi experiencia personal también me ha mostrado cómo el periodismo cultural debe evolucionar para captar y reflejar las innovaciones en el arte digital. A lo largo de mis 17 años como periodista, he aprendido que el conocimiento cultural es tanto una cuestión personal como académica. Ahora, el festival Mapping Me! en Medina del Campo se convierte en una oportunidad invaluable para aprender y experimentar, gracias a la generosidad de su director artístico, Rodrigo Tamariz.
Este pionero del mapping en España no solo ha transformado Medina del Campo en un punto neurálgico, sino que también ha llevado su conocimiento por el mundo, enseñando y compartiendo su experiencia. Aunque la bibliografía es escasa, Tamariz ha alimentado su canal de YouTube con recursos valiosos, que permiten a otros seguir su ruta. Esto me hace reflexionar sobre la importancia de documentar y comunicar las experiencias culturales de manera efectiva, en un panorama donde las redes sociales a menudo relegan a un segundo plano el contenido profundo.
La transformación digital y la presencia de gigantes de internet han cambiado el panorama del periodismo cultural, al imponer nuevas exigencias y oportunidades. Como señala la periodista española Charo Ramos, los medios deben adaptarse y ofrecer algo más allá de simples titulares.
Quiero agradecer a los organizadores de la novena edición del Festival de Nuevas Tecnologías Aplicadas a las Artes Escénicas Mapping Me! por la oportunidad de compartir, a partir del encargo de la conferencia inaugural del programa mentor titulada “Periodismo, mapping y ciudad”. Este festival es un evento de aprendizaje, un crisol donde las ideas se intercambian y se nutren mutuamente.
En definitiva, el mapping es una técnica que embellece espacios, invita a imaginar nuevas realidades. Además desafía y enriquece la manera en que entendemos y comunicamos el arte. Con cada proyección, Rodrigo Tamariz y su festival no solo celebran el arte del mapping, sino que también nos impulsan a explorar sus posibilidades y a integrarlo en el tejido cultural de nuestras ciudades.
Espacio de conferencias del centro cultural que antiguamente funcionó como Hospital Simón Ruiz.
Ciudad que vivo, proyectado en la fachada del Hotel Encanto Santa María, ciudad de Camagüey, 4 de febrero de 2019.
Arte-facto’s Map, en exteriores de la entrada al Circuito para la Exhibición, el Desarrollo y la Investigación de los Nuevos Medios, ciudad de Camagüey, abril de 2019.
Luz perenne, proyectado en la fachada de la iglesia de San Juan de Dios, ciudad de Camagüey, 18 de abril de 2022.