CAMAGÜEY.- En ocho meses han enfermado 5 724 menores de edad de COVID-19 en Camagüey, de ellos, solo en agosto 2 727. Una cifra que conmueve y preocupa cuando los principales esfuerzos del Estado, desde marzo de 2020, priorizaran su protección ante el contagio.

La atención a este grupo etario durante el año pasado fue en el hospital militar Octavio de la Concepción y de  la Pedraja. Con el incremento de los números de positivos se traslada toda la atención pediátrica al “Eduardo Agramonte Piña” que solo había recibido a los menores de 18 meses sospechosos, contactos y confirmados.

Total de niños enfermos con COVID-19 durante el 2021 en Camagüey.Total de niños enfermos con COVID-19 durante el 2021 en Camagüey.

Hasta la fecha la dinámica había funcionado con un cuerpo de guardia para afecciones respiratorias, que hoy se mantiene, y área cerrada de menos de 20 camas con personal entrenado para los cuidados de enfermos y acompañantes. En marzo, el centro tuvo que reorganizar sus áreas pues aún con el encargo de servir para la atención a la COVID-19 mantiene todos sus servicios.

DOS HOSPITALES POR UNO

“Seguimos recibiendo las patologías quirúrgicas o no que llegaban normalmente, asegura el Dr. Leonardo Ramírez Rodríguez, director del hospital. Incluso continuamos prestando los servicios territoriales a Ciego de Ávila y Las Tunas. De ahí la alta complejidad de la situación a la que nos enfrentamos. Dentro de la instalación tenemos, por así decirlo, dos hospitales que son atendidos por el mismo personal. Contamos con 1 300 trabajadores, de ellos el 80 % vinculados al trabajo de enfrentamiento al SARS-CoV-2, los demás mantienen la vitalidad diaria de la instalación”.

Para la atención a estos sensibles casos están destinadas 70 camas para sospechosos y 57 para confirmados, los casos que necesitan cuidados especiales no ingresan en la terapia intensiva polivalente por la alta contagiosidad del virus sino en la sala de terapia intermedia habilitada para estos fines. “En ocasiones tenemos que pedir la comprensión de los mayores porque sabemos que no siempre las condiciones estructurales están en correspondencia con lo que aspiramos a brindar, pero la atención asistencial supera todo eso, la dedicación de nuestro personal es total bajo una presión extraordinaria de trabajo.

“Al quinto día de ingreso, según las normas del tratamiento, se les realiza un estudio evolutivo que puede ser por biosensores o test rápido, si da negativo sale de alta sino continúa el tratamiento y al noveno día se repite la prueba, de persistir la positividad se repite en lo adelante cada 48 horas hasta que tengamos la seguridad que negativizó.

“Cada jornada de trabajo es más complicada que la anterior pues hace varias semanas que las 127 camas amanecen ocupadas, además de que también asumen las unidades extrahospitalarias donde se atienden a menores de bajo riesgo. Los que no están de cara a la COVID-19, están cargando sobre sí la atención diaria”.

CUIDADOS QUE SALVAN

El Dr. Deybis Sánchez Miranda camina a la velocidad de su pensamiento. Casi a la misma que habla. Posiblemente, sea de los médicos que siempre crees que llegan tarde a los lugares porque la carrera y la soltura de palabras no le impiden detenerse mil veces por los pasillos para saber de un análisis, atender a una abuela, preguntar por el agua para los biberones, responder una consulta, mirar una placa… cuando llega a su destino ya ha calmado muchas más almas de las que tiene delante, a las que sonríe por debajo del nasobuco y a las que “toca” no solo por su profesionalidad sino por la dulzura con la que consulta a cada uno de sus “pequeñines”.

“Esta ha sido una experiencia extraordinaria, comenta el Dr. Sánchez Miranda. Además de mantener la atención de la terapia intensiva polivalente hemos asistido a los pequeños graves. En un inicio pensamos preparar dos camas en la terapia intensiva para esa idea nos duró solo un día, tuvimos que emplear toda la sala. El equipo, que no es numeroso, se dividió para asumir las dos modalidades y se ha tenido que emplear a fondo. estamos aprendiendo de este virus, sobre todo porque si en un inicio los niños salían casi ilesos ahora ha aprendido a enfermarlos, nunca en la expresión que se da en los adultos, pero ha sido muy dramático el aumento de casos. En unos meses hemos recibido centenares de niños, y más de una treintena ha terminado en la terapia, algunos hasta con necesidad de ventilación mecánica, por eso cada salvado es un éxito que disfrutamos mucho.

Yailin es una especie de amuleto en los celulares, es la prueba del tesón, es una niña recuperada. “Por eso nos hicimos esta foto, su vida es un logro de nuestra medicina”, asegura el Dr. Sánchez Medina.Yailin es una especie de amuleto en los celulares, es la prueba del tesón, es una niña recuperada. “Por eso nos hicimos esta foto, su vida es un logro de nuestra medicina”, asegura el Dr. Sánchez Medina.

“Por eso celebramos la recuperación de Yailin Duque-Estrada Sánchez, de 18 años que con síndrome de Prader-Willi con obesidad mórbida, tuvo comprometimiento pulmonar y estuvo nueve días con ventilación mecánica. Esas son las victorias que atesoramos, pues con el concurso de todos, con la disciplina, con la atención a los pequeños detalles, características principales del intensivismo; no es solo un tema de recursos tecnológicos, que son importante, pero el sistema de trabajo y la discusión en equipo… allí es donde está la clave. Sufrimos las pérdidas, es algo que nos acompaña, pero nos levantamos con cada paciente que egresa.

“Este trabajo también rebaza el equipo de la terapia. Están muy involucrados cardiólogos, nefrólogos, hematólogos, oncólogos… cada especialidad también tributa a la mejoría de los casos. Los niños frágiles, aquellos que ya los acompañan otra enfermedad, son más vulnerables. En la primera etapa tuvimos que asistir a cinco con leucemia linfoblástica aguda, que se agudiza por el estrés que causa en el organismo la COVID-19 en mecanismos de la inflamación y de la oxidación; además, con problemas del corazón y ahora mismo tenemos una niña con insuficiencia renal crónica y una sicklemia. Estos son los que están en mayor predisposición de sufrir con este virus, y por eso son los que más hay que cuidar.

“Los familiares a veces nos dicen ‘pero doctor yo no pensé…’ … aquí los lamentos ya no ayudan mucho, hay que extremar los cuidados fuera. Al llegar de la calle hay que lavarse las manos y bañarse, mantener la mascarilla, la limpieza de superficies, las medidas de bioseguridad no son para la calle también para el hogar. Tengamos en cuenta que una parte de los niños que enferman están encamados, ellos no fueron a buscar la COVID-19, ésta fue hasta ellos”.

“Nos hemos percatado que los casos que tienen entre 30 y 40 días de nacidos los cuadros más complicados, que han avanzado a una enterocolitis y de allí a fallo intestinal y coagulación intravascular, se han dado en la mayoría de los casos en bebés que no reciben la lactancia materna, por diferentes motivos. Una vez más, y en medio de esta pandemia, se prueban los beneficios de la leche materna.

“Importante para lograr las cifras de recuperados ha sido el protocolo que a cada paso actualiza el sistema de Salud Pública apegado a las prácticas de los mejores del mundo. Por eso tenemos en nuestro laboratorio reactivos para poder evaluar la inflamación, lo que nos ha permitido ser oportunos en los tratamientos, sobre todo a la hora de colocar los que controlan este proceso, los llamados esteroides, el uso de la heparina para la anticoagulación, los péptidos como la juzvinza, que nuestro polo científico ha desarrollado en amplia gama y de grandísima utilidad; tenemos a nuestra disposición también el nimotuzumab, un anticuerpo monoclonal… entre otros fármacos que garantizan una atención de primer nivel”.

— Los esfuerzos de la provincia, que además de en recursos humanos llega a más de 179 millones de pesos del presupuesto del Estado, que se han puesto al servicio de disminuir el impacto de la pandemia en la población se impactan contra la falta de percepción de riesgo de algunas familias que permiten que grupos tan vulnerables como los menores de edad salgan del resguardo del hogar. Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante— Los esfuerzos de la provincia, que además de en recursos humanos llega a más de 179 millones de pesos del presupuesto del Estado, que se han puesto al servicio de disminuir el impacto de la pandemia en la población se impactan contra la falta de percepción de riesgo de algunas familias que permiten que grupos tan vulnerables como los menores de edad salgan del resguardo del hogar. Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante

  • En el caso del “Pediátrico”, la atención de los pacientes tiene otra característica que necesita un acompañante, algunos de ellos enfermos también.

  • En los servicios de intensiva, por la rigurosidad del mismo, esta la realiza un especialista de medicina interna que apoya el trabajo del equipo pediátrico. En el resto de las áreas nuestro personal atiende a los familiares. Es, sin dudas, una tensión adicionada, porque tienes al enfermo menos de edad y al adulto, ambos bajo tu responsabilidad.

“Hemos tenido madres que han sido trasladadas a otro hospital por padecer bronconeumonía, o un por deterioro general. Estar sentadas todo el día y el cuidado al bebe suponen un desgaste y un agotamiento, imagínese que un cuidador siempre se cansa ahora súmele que está enfermo de una patología viral que tiene entre su cuadro el malestar, las sudoraciones, la fiebre. Es una situación muy complicada”.

Bien lo sabe la floridana Yudisley Medina Ruiz a quien todavía no se le calman las lágrimas ni el nerviosismo. Ella vivió el susto del descuido: lleva más de quince días con su pequeña Melisa, de dos meses, en el “Pediátrico”. El nuevo coronavirus la dejó bien debilitada y su cardiopatía y su condición de down no ayudaron mucho a evitar el agravamiento, ya fuera de peligro termina su recuperación en la terapia intensiva polivalente. Durante todo este tiempo no se ha separado de la pequeña y puede testimoniar en primera persona todos los desvelos y la pericia del equipo médico que la ha acompañado a cada paso, saltando los escollos.

“En Florida no estuve ni media hora en el hospital. Enseguida una ambulancia me trajo para acá y la atención ha sido exquisita. Nada nos ha faltado, han hecho de todo, se han dedicado a nosotras. No pensaba que la podrían salvar… hicieron de todo para lograrlo. Estoy muy agradecida por tanto amor y tantos cuidados”. Y no puede hablar más, la voz se entrecorta y las manos se le pegan al pecho, en el rostro, todavía desencajado, los ojos saltan con cada palabra como si recordara los momentos más malos pero voltea a mirar la puerta tras la que se oyen las voces de médicos y enfermeras, es allí donde ahora mismo encuentra la paz que necesita para la recuperación. No dice más, tampoco hace falta.

UN HOSPITAL FUERA DE UN HOSPITAL

Desde 2020 la conocida Villa azucarera ha prestado servicios en diferentes modalidades de atención a pacientes, sospechosos y personal médico en estos meses de pandemia. En marzo comenzaron a atender niños bajo sospecha de la enfermedad y hace poco reciben los confirmados de bajo riesgo.

“En este hospital de campaña, que es una extensión del ‘Eduardo Agramonte Piña’ tenemos 49 capacidades para la atención a pacientes. La rotación las hacemos con tres equipos de trabajo integrado en Zona Roja por dos médicos y dos enfermeros, un pediatra, facilitadores, y personal de logística y limpieza; en el puesto de mando está el coordinador, un profesor especialista en Pediatría, el jefe de enfermería, un licenciado en Higiene y Epidemiología y personal administrativo”, asegura el doctor Noslando Ramos González, responsable de la unidad asistencial. Allí han atendido a 1190 niños enfermos.

De izquierda a derecha la Dra. Danay, la Licenciada en Enfermería Yaneseily, el Dr. Alberto y la Licenciada en enfermería Rosa María desde la Zona Roja de la Villa Azucarera.De izquierda a derecha la Dra. Danay, la Licenciada en Enfermería Yaneseily, el Dr. Alberto y la Licenciada en enfermería Rosa María desde la Zona Roja de la Villa Azucarera.

Bajo las batas verdes, caretas, espejuelos y nasobucos mañana pocos reconocerán a los especialistas que los acompañaros, quizá por eso también se llevan, junto al cariño recibido, sus números de teléfono y sus señas, para no perder el contacto.

“Eso es lo más gratificante, verlos machar, su alegría por regresar a la casa sanos. Esta es mi segunda vez aquí y no cambio la experiencia por nada en el mundo. También los equipos son muy buenos, eso también es importante”, asegura el Dr. Alberto Naranjo Rojas.

“Nuestra responsabilidad es enorme, comenta la enfermera Yaneseily Reyes Vargas, no solo con los pacientes sino con nuestro cuidado. Tengo una bebé de 15 meses y aquí me entrego todos los días al trabajo. Además del tratamiento con el interferón, el amor es muy importante, eso también los ayuda a curarse”.

En la quinta rotación de la seño Rosa María Román Rodríguez parece que ya no hay novedades, ya lo ha visto todo. “Créame, aquí nos sentimos realizados. Nada es más importante que ver a los niños evolucionar satisfactoriamente. Nos llegan de todos los municipios y verlos irse con lágrimas en los ojos de agradecimiento es más que un gozo para ellos un premio para nosotros”.

“Nunca dejamos de tener miedo, confiesa la Dra. Danay Labrada Rodríguez, por nosotros y la familia, pero no dudamos en venir, las dudas se quedan por fuera de la cerca. Aquí venimos todos los días a salvar, para eso estudiamos”.

Jorge Hernández Madruga es enfermero de profesión, pero allí, en el hospital de campaña, es acompañante. Desde este rol, en el que ya lleva una semana, confirma la gentileza y la atención dedicada del personal de la Salud, así como de los trabajadores de la villa que garantizan la alimentación, la limpieza y la labor de facilitación.

En una aparente tranquilidad, detrás de una computadora, está el Dr. Ener Fernández Brizuela. Él fue de los primeros en entrar a Zona Roja en el hospital militar, ahora desde fuera consulta, aconseja, acompaña cada tratamiento.

“Esta es una enseñanza de la COVID-19, el personal asistencial adentro y profesores fuera, lo que ayuda a la integralidad de la atención. También es un reto porque nuestra escuela tiene una clínica muy fuerte, estamos acostumbrados a mirar y tocar a los pacientes, a los pases de visita y a las consultas personalizadas, pero el paciente no está siendo visto por un único médico y se toman las mejores conductas.

“Afortunadamente el manejo de la enfermedad en nuestro país es protocolizado, pero cada paciente es un individuo. Estas normas hay que adecuarlas a cada caso, a cada situación, y estas nuevas condiciones ayudan a eso.

“En mis veces en Zona Roja, al inicio de la pandemia, aprendimos que no solo estábamos haciendo pediatría, sino que también teníamos que cuidarnos nosotros. El autocuidado tomó un nuevo protagonismo, en este ambiente primero tienes que examinarte tú, llevo todo bien puesto, en el orden que va, veo bien, el aire ya no me nubla la careta… entonces puedo entrar. Esta experiencia ha sido única, ha sido un reto terapéutico, asistencial y gerencial para la Salud Pública”.

“Sí, el cansancio se siente, comenta el Dr. Ramírez Rodríguez, pero cada niño que sacamos de terapia, cada caso que a veces nos preguntamos nosotros mismos cómo lo salvamos por la gravedad que llegan a tener, nos va quitando de a poco el agotamiento. Nuestro personal se rearma y continúa porque nuestros niños los necesitan”.

sinesio - 15 September 21 6:32PM Denunciar
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FELICIDADES A TODAS ESAS PERSONAS, Y TAMBIÉN PARA Carmen Luisa Hernández Loredo, POR EL MAGNIFICO TRABAJO PERIODÍSTICO. GRACIAS A TODOS.