CAMAGÜEY.- Justamente en 1961, aquel Año de la Educación en que miles de personas se alumbraron con el alba de letras y números, se crean los primeros círculos infantiles en el país, iniciando con ellos la atención educativa a la primera infancia, comprendida desde el nacimiento hasta los seis años.

Al principio solo cuidaban a los pequeños para que sus madres pudieran incorporarse al trabajo, pero la meta era más ambiciosa: educarlos. En ese empeño, hoy los instruyen a diario sobre lengua materna, nociones elementales de las Matemáticas, Educación Física, Música, Artes Plásticas, Socio-Moral, Conocimiento del Mundo de los Objetos y Análisis Fónico, fundamentales para el desarrollo.

En el círculo infantil La Edad de Oro, adornado por vivaces ilustraciones de los personajes creados por nuestro Héroe Nacional, se respira tranquilidad. La directora, Iraimi Murga Betancourt nos cuenta sobre sus 20 años de trabajo en este nivel educativo y los tres al frente de la institución: “es un reto y un compromiso con la Revolución, con Fidel y Vilma, y un orgullo lograr el máximo desarrollo de los niños y niñas.

“Enseñamos valores como la honestidad, la honradez, la amistad y el amor a la Patria y a lo que nos rodea, cualidades martianas que honren el nombre de nuestra institución. Actualmente trabajamos con las planeaciones diarias, lo cual es una estrategia del proyecto educativo”.

Alicia Díaz Varona, subdirectora del centro, junto a la administradora Aliuska Riverón Méndez, señalan la importancia de fomentar buenos hábitos en los pequeños, comenzando por la alimentación, pues “aquí reciben el 60 % de la comida diaria”.

Entre las 32 docentes que laboran en esta casa de sueños se distingue Norma Arias Nogueras. La jubilada reincorporada de 40 años de experiencia, con mucha emoción siente que el círculo la atrae. “Soy fundadora. El nombre que lleva lo propuse yo; luego de ser aprobado me ha acompañado, como a generaciones de vecinos. He encontrado hijos y hasta nietos de los que algún día fueron mis educandos, los he visto crecer. Después de reincorporarme, he transitado con un grupo desde el segundo año de vida, los que ya casi están en las aulas de preescolar, una ve la evolución en su crecimiento.

“A las nuevas generaciones de educadoras les digo que esta profesión lleva entrega, paciencia y mucho amor, pues son un abanico variado de niños y familias”.

“La Edad de Oro” también se enriquece con la presencia juvenil. Fortalecer la formación de las nuevas generaciones de educadoras constituye una prioridad.

Arletis Vargas Torres realiza su cuarta práctica laboral dentro de la familia de docentes:

“El Círculo Infantil tiene las condiciones necesarias para educar. La comunicación con los padres es buena y muy útil. Ojalá cuando me gradúe me ubiquen aquí ”.

Dayana del Risco Estrada, quien comparte sus saberes con los pequeñuelos de quinto año, tan solo lleva uno en esa labor: “Me gusta el trabajo con los niños, ellos manifiestan alegría al participar en determinada actividad. Son cariñosos, nos muestran su inocencia y sencillez. Es muy útil cuando les enseñamos, por ejemplo, canciones infantiles, porque el mundo que los rodea no les respeta su niñez, los saturan con letras inadecuadas por su contenido para su edad”.

De esas vivencias, luego de un sueño reparador, la pequeña Alicia contó que su “seño” le lee el relato de La Gallinita Dorada; asimismo, otra niña manifestó su preferencia por la historia de La Margarita Blanca, mientras a algunos varones les gusta la canción de los pollitos. Todos coinciden en que “el coronavirus enferma y hay que usar el nasobuco para que no entre por la nariz ni por la boca”.

Este círculo infantil, destacados por sus resultados, honra el espíritu martiano de su nombre. El Maestro es el mejor inspirador de la educación, esa obra de infinito amor. 

 

Gualterio Nunez - 18 December 20 9:12AM Denunciar
Enviar Cancelar

Excelente reportaje, espero que te gradues con medalla de oro, saludos a tus magistrales profesores.