Lester D. Mallory, en un memorándum desclasificado en 1991, reconoce que la mayoría de los cubanos apoya a Fidel y aconseja “emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”.