GUÁIMARO,CAMAGÜEY.-Ya casi termina el año, un 2025 que ha removido esencias. Nos tocó ser más fuertes, sensibles, valientes para salvar lo más importante y asegurar un mañana con la esperanza de que sea mejor.

 Los últimos días del calendario invitan al recuento de los meses, de lo qué faltó por hacer y de lo por venir. Tal parece ley de vida esa necesaria búsqueda de sentido que oriente el rumbo.

 Y en esa pesquisa de intentos, logros, metas, fracasos y voluntad, sostiene la familia, desde el núcleo primario del hogar hasta aquella que formamos con amigos, vecinos, compañeros de trabajo...

 La familia respalda, nutre, inspira. Puede que por estas fechas valgan más el consuelo, el soporte y la fuerza de ese círculo de pertenencia que desconoce fórmulas precisas y siempre arropa en su composición diversa.

 Cuando irremediablemente el año termine, habrá que impulsar otra vez los sueños, porque también es ley de vida el romper la inercia y quebrar incertidumbres.

 En ese camino donde nacen, crecen y se consolidan las familias, vivan los abrazos, las palabras de aliento, la advertencia oportuna y los momentos inolvidables que componen las esencias y salvan, siempre salvan.