CAMAGÜEY.- Las principales secuelas dejadas por el SARS-CoV-2 en niños camagüeyanos son psicológicas: trastornos de conducta y del sueño, ansiedad, intranquilidad y falta de concentración, resultados avalados mediante la consulta de seguimiento y multidisciplinaria que se lleva a cabo el último viernes de cada mes en el centro de consultas externas del hospital pediátrico Eduardo Agramonte Piña.

La Dra. Yamina Rivero Fernández, especialista de 2do.Grado en Pediatría, de ese centro hospitalario, asegura que: “Continuamos con la evaluación de los niños recuperados, previo reconocimiento de un equipo en sus áreas de Salud, en esa consulta multidisciplinaria donde son atendidos por psicólogos, fisiatras, cardiólogos, neurólogos y los que sean necesarios, según el caso. La atención es personalizada y con sus familiares, lo cual solo es posible en un país como el nuestro con un sistema social inclusivo”.

Los dos pacientes graves atendidos, y que pertenecían a Ciego de Ávila, uno de ellos con parálisis cerebral infantil y el otro lactante, regresaron a su provincia luego del alta hospitalaria.

“Tenemos evidencias de que no sobresale sexo alguno, pero sí las edades que en su mayoría, oscilan entre los 10 y los 18 años”, abundó.

El aumento de niños que padecen de la COVID-19 en Cuba es indiscutible, y la provincia de Camagüey no es la excepción.

En la primera etapa, dijo Yamina, desde el 23 de marzo hasta el 18 de julio del año pasado fueron atendidos 21 confirmados y 10 por sospecha de que portaban la enfermedad de Ciego de Ávila y Camagüey, mientras en la segunda, enmarcada entre el 3 de septiembre del 2020 y el 17 de marzo de este año los confirmados ascienden a 366.

Durante la primera etapa en la provincia de Camagüey solo fueron diagnosticados siete niños —cinco del municipio cabecera y dos del de Florida—, los restantes eran de Ciego de Ávila y dos extranjeros (franceses), todos atendido en el hospital militar Octavio de la Concepción y de la Pedraja, como sucede actualmente.

El incremento ha sido ostensible y la también Máster en Infectología y Profesora Asistente y una de las expertas encargadas desde el inicio de la situación sanitaria de apoyar a aquellos que desde Zona Roja combaten la pandemia, aseguró que algunos pequeños han enfrentado la enfermedad con mayor complejidad por tener asociadas otras dolencias como la bronconeumonía, aunque el resultado ha sido favorable.

“La evaluación de los niños recuperados continúa, pero hay algo vital y es hacer un llamado hacia la percepción del riesgo, esto no puede descuidarse, enfatizó Yamina Rivero. Nuestros niños y adolescentes deben ser preservados, los adultos asumimos esa responsabilidad, y debemos tener muy claro que no hay quien esté exento de complicaciones.

“Este año, comentó, hemos atendido a 17 menores de un año, e incluso, con menos de tres meses, y se conoce que en las edades extremas el peligro es mucho mayor. Nuestra población debe cumplir con las medidas orientadas, esta es la única manera de minimizar el impacto de la enfermedad, y reitero, nuestros niños y nuestros adolescentes son nuestra responsabilidad”.

Al reconocer de manera especial a sus colegas enfrascados en Zona Roja frente a la COVID-19, la Dra. Yamina expresó que si la población se cuida protege a los profesionales de la Salud, esos que día a día se entregan a riesgo de sus propias vidas.