CAMAGÜEY.- En la Empresa Eléctrica las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) funcionan de verdad. De eso se han encargado en los últimos dos años Dayana y Osvaldo. Aunque ellos reconocen que muchos más los respaldan, el renacer del movimiento en el centro pasó por sus manos.
“Cuando entré al departamento de Calidad de la empresa noté que se podía hacer más en temas de invención. ¿Cómo una entidad con buenos resultados en etapas anteriores había dejado atrás las buenas prácticas de innovar? A partir de ahí se volvió una prioridad la búsqueda de soluciones propias en pos de la rentabilidad y la eficiencia en los servicios”, cuenta Osvaldo Nuñez Herrera, especialista de Medio Ambiente en la institución.
Tras actualizar el banco de problemas y sumar a los más nuevos del colectivo, la idea se extendió hasta la secundaria básica Juan Marinello, de la ciudad de Camagüey. Contribuir a la formación vocacional fue de las primeras acciones que pensaron estos muchachos concretadas a inicios de septiembre.
“Allí —explica Dayana Nápoles Varona, presidenta de las BTJ en la Empresa Eléctrica— nos crearon un espacio para hablar de energía renovable, perspectivas de la carrera afín, conciencia ambiental y formación de valores. Todas las charlas están a cargo de nuestros especialistas quienes para hacer más amena su conversación, se apoyan en materiales didácticos acordes a esa edad”.
Si bien durante todo el año se buscan maneras concretas de aportar al desarrollo de Cuba, es en el Foro de Ciencia y Técnica donde aterrizan las teorías.
“En informática, por ejemplo, el especialista principal de esa área desarrolló un proyecto para recuperar los monitores LED en desuso. Ya les ha devuelto la vida útil a más de 25 equipos y ha disminuido con ello el presupuesto destinado a la compra de nuevos medios. Sus soluciones se aplican hace varios años en otras provincias y cada vez se suman más.
“Por otro lado, continúa Nuñez Herrera, contamos con un sistema digital, diseñado por otro de nuestros jóvenes, que permite controlar automáticamente el consumo eléctrico de la provincia sobre todo en horarios pico”.
A Dayana Nápoles le parece que otro de los aportes importantes gracias al funcionamiento de las BTJ fue la creación de una metodología para incluir temas medioambientales en las capacitaciones de los linieros. “Sabemos que en sus clases se habla de leyes y regulaciones ambientales, pero quisimos insistir más en el tema e incluir aspectos específicos sin cambiar completamente el plan de estudio”.
Dicen, además, que este año le incrementaron a esa preparación integral, asuntos referidos a la peligrosidad de los componentes que operan, la clasificación de los desechos y las medidas para evitar accidentes en el traslado y montaje del equipamiento.
Aunque no se puede negar el positivo impulso de los muchachos de la Empresa Eléctrica para hacer funcionar esa maquinaria indispensable, hay que reconocer el soporte que reciben. El vínculo con la Universidad de Camagüey, el apoyo del Ministerio de Energía y Minas y el respaldo de la dirección nacional y provincial del movimiento juvenil, son pilares esenciales en el logro de sus buenos resultados.
De forma general y a lo largo de 55 años las Brigadas Técnicas Juveniles trascienden a la producción de alimentos, la educación, las exportaciones y la gestión ambiental. Aquella iniciativa que en 1964 no excedía los 30 miembros, agrupa hoy en todo el país a unos 30 000 afiliados en alrededor de 7 000 brigadas.
Ya lo intuía Fidel cuando en 1960, cuatro años antes de la creación de las BTJ, les confió el futuro de Cuba a esos hombres de ciencia y sembró para ellos “oportunidades a la inteligencia”.