CAMAGÜEY.- Cuando todo parece más difícil, cuando ya no se tienen fuerzas para continuar porque la montaña de la vida se vuelve a veces más empinada de lo normal, hay seres que aparecen para demostrar que siempre se puede un poco más.

No hablo de mitología, sino de gente a la que les corre sangre por las venas igual que al resto, y que se inventa modos de conseguir la escalada y demostrarles a los suyos que no hay imposibles.

Así van por la vida Yunidis Castillo y Omara Durand, sacando su casta de santiagueras y de cubanas.

Ahora ponen la mira en otra prueba: los Juegos Paralímpicos de Tokio. Hasta una de las sesiones de entrenamiento, sobre la pista de la EIDE Cerro Pelado, en la Ciudad de los Tinajones, llegó hace unos días Adelante Digital. Recién terminaban una de sus tantas carreras.

CON SACRIFICO, ENTREGA Y EMPEÑO TODO SE ALCANZA

“Resulta complicado, dice Yunidis, mas en Camagüey ha sido una bendición, algo atípico, exige más empeño y entrega porque dejas la casa atrás, pero puedes enfocarte al 100 % en la preparación y asimilas mejor las cargas. Gracias a Dios para mí ha transcurrido todo muy bien”.

La hija del viento no quiso dar pronósticos respecto a la paraolimpíada, consciente de que los regresos son complicados: “Cuando llegó la COVID-19 recién regresaba a las pistas; luego de dos años fuera no habría sido fácil incorporarme en el mismo año olímpico. Me vino bien que se celebren el próximo. Cuento con más tiempo para prepararme. Siempre busco las cosas positivas de lo que me sucede. Ya me estoy encontrando con mi forma.

“Este tiempo en casa lo aproveché para realizar ejercicios con mi entrenadora, quien me orientaba por Internet o por teléfono, y cuando pude corrí un poquito por la calle, siempre cuidándome. Nunca estuve sin hacer nada. Me enfoco en mejorar, en estar tranquila y en que mi hijo (mi nuevo motor impulsor) pueda verme correr y concretar mis sueños”.

La maternidad es otro entrenamiento, según Yunidis. “Como madre primeriza hay que aprender muchas cosas, pero en él hallo mi fuerza cuando llego agotada a casa.

“Hace un tiempo el deporte para personas con discapacidad no tenía seguimiento, incluso ni a nivel olímpico o mundial. Eso ha cambiado. Ahora nos siguen bastante y cuando nos ven en la calle nos reconocen y las muestras de apoyo son incontables, el pueblo está informado de nuestros resultados, se enorgullece de vernos y de que seamos cubanas y cubanos.

“No somos personas incapacitadas, somos capaces de todo. Lo que una se proponga en la vida, con sacrificio, esfuerzo y empeño, se alcanza”.

ENERGÍA PARA SEGUIR INSPIRANDO A LA EQUIDAD

A Omara Durand el extraordinario desempeño en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 la impulsó en la encuesta en redes sociales realizada por el Comité Paralímpico Internacional, que le denominó como la mejor atleta de la última década.

“Amanecer un día y ver tanto apoyo en las redes sociales, y de todas partes del mundo, y conseguir esa victoria como mismo me pasa en la pista, significa un reconocimiento muy gratificante y me da más fuerza, mucha vida, energía para seguir”.

Ella se ha convertido en la cara del movimiento paralímpico latinoamericano, a fuerza de medallas en el óvalo: “Para mí constituye un orgullo inmenso, muy gratiificante, saberme un ejemplo para todos los atletas. Ser tan admirada en Cuba y el mundo me compromete, me da deseos de seguir haciendo cosas lindas en el deporte.

“La COVID-19 ha cambiado el mundo, la vida, pero tengo en la mira a Tokio. Me preparo con disciplina para llegar en forma. Me siento muy bien, ahora mismo hice un control de rutina en el entrenamiento y los tiempos están acordes con la etapa en la que estamos, gracias también a la sabiduría de mi entrenadora Miriam Ferrer”.

De la estancia en Camagüey, la cinco veces campeona paralímpica y recordista mundial en 100, 200 y 400 metros en la categoría T12 (débiles visuales profundos) expresó:

“Nos sentimos muy bien aquí, hemos vivido momentos bonitos. Siempre se extraña a la familia, pero le agradecemos a los camagüeyanos la atención. Nos hemos sentido como en casa.

“Me enorgullece ser una atleta paralímpica, la vida me puso esta prueba y la supero a diario. Defender a las personas en situación de discapacidad nos toca y pienso que en una sociedad como la nuestra no puede existir discriminación. Desde el deporte, mi primer deber, y a través de mis resultados, he encontrado la mejor manera de inspirar a la equidad y de demostrar que podemos”.