Los catalizadores que condujeron a la firma del Pacto del Zanjón fueron disímiles; entre ellos la falta de unidad, la imposibilidad de convertir la guerra regional en una nacional, la escasez crónica de recursos para la guerra, la hostilidad permanente del gobierno de Estados Unidos, la ausencia de un mando militar centralizado, las indisciplinas y sediciones militares, las pugnas de poderes, la ausencia de una dirección ideológica mambisa, un plan único coherente y articulado para lograr el decisivo triunfo sobre España.
Ante esta realidad se realizó la tan digna y necesaria Protesta de Baraguá efectuada el 15 de marzo de 1878.
En carta a Antonio Maceo, del 25 de septiembre de 1893, José Martí escribió: “Precisamente tengo ahora ante los ojos la protesta de Baraguá, que es de lo más glorioso de nuestra historia”.
En medio de la evidente crisis del movimiento independentista cubano, lo acontecido resultó ser la respuesta política que volvía a poner en primer plano los objetivos fundamentales de la Revolución. Evidenció una fuerza moral y una intransigencia capaz de resistir las tendencias desmoralizadoras contrarias al ideal de una nación libre de esclavitud y sin ataduras políticas.
La trascendencia y extrapolación del magno hecho a las actuales circunstancias, nos enseña la dimensión histórica de Antonio Maceo, su espíritu insurrecto en medio de las tristes y difíciles condiciones de la lucha mambisa.
Contagió con un aura de unidad, tenacidad, fe en la victoria a los hombres que seguían la lucha; demostraba que la base social que la sostenía no estaba dispuesta a claudicar ni renunciar a la justeza de sus principios y los mantendrían hasta el logro de la victoria definitiva.
Baraguá representa la necesaria línea de continuidad del pensamiento revolucionario cubano iniciador de la lucha el 10 de octubre de 1868, su recepción en la gesta del Moncada, hace a las generaciones vigentes, herederos de esa férrea voluntad patriótica, la cual debemos mantener sin renunciar a nuestros valores éticos y morales, en la tenaz lucha contra enemigos más poderosos y con distintas estrategias.
Con tal pertinencia puede ratificar lo expresado por Fidel Castro en discurso por el centenario Baraguá, que con ella “(…) las banderas de la patria y de la revolución con independencia y con justicia social, fueron colocadas, en su sitial más alto”. Y lo seguirán llevando así, a su punto más alto, el espíritu patriótico y la herencia rebelde de nuestro pueblo.