Cualquiera que haya estudiado la Historia de Cuba —lo que conduce inevitablemente a leer un poco de la de Estados Unidos— se percata enseguida de que los más recios ataques de aquella orilla a esta, desde múltiples flancos, no son, como muchos suponen, contra el presidente Díaz-Canel, ni contra el Gobierno que le sigue o el “régimen” que componen. No… planeando en lo alto, el águila calva imperial ha mandado sus mastines de caza, algunos de ellos criollos, a por la presa más valiosa que mora, jíbara y casi endémica, en tierra del tocororo: la unidad.