CAMAGÜE.- Desde que el chavismo asumió el poder en Venezuela en 1998 aquí se han celebrado 25 consultas populares que en modo alguno han constituido un mero ejercicio electoral, sino la demostración de la vitalidad de una democracia participativa ante la cual se han estrellado todas las agresiones, planes subversivos, guerra económica e incluso, intentos de magnicidio contra el presidente Nicolás Maduro Moros.

Ahora, más de 20 millones de venezolanos fueron convocados para elegir este 9 de diciembre a 4 000 concejales que constituirán las cámaras municipales como parte de la estructura constitucionalista del país, elecciones celebradas con entera tranquilidad y verificadas por más de 400 fiscales y del Consejo de Expertos de América Latina en todo el territorio nacional y en la que participaron unos veinte partidos de todas las tendencias.

Estos concejales, de los cuales más del 90 % de los electos pertenecen a las fuerzas chavistas y solo el 9 a los partidos de oposición, ejercerán su mandato hasta el 2025 y con estos comicios se cierra el ciclo electoral en la nación que en los últimos cuatro años eligió al presidente, los gobernadores, los alcaldes y ahora los concejales, procesos en los cuales la Revolución Bolivariana obtuvo holgadas victorias.

Aunque a muchos les pese es apreciable que el proceso liderado por Nicolas Maduro va consolidando su poder, no solo ganado en las elecciones, sino que estas han sido demostrativas de que el chavismo se profundiza en la conciencia de los venezolanos y que la guerra económica y los planes destructivos del enemigo imperialista y sus secuaces, van perdiendo terreno y efectividad.

Por cierto, uno de los principales actores de esta conjura, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), que ahora se postula nuevamente para el cargo al vencerse su mandato de cinco años, dice que ha propuesta de los embajadores de los Estados Unidos y Colombia (quién si no) ha encontrado un nuevo aliado en la persona de Eduardo Bolsonaro, hijo de papa Jair, el electo presidente de Brasil, con quien se ha propuesto unir fuerzas para derrotar las “dictaduras” de Cuba y Venezuela, siguiendo, desde luego, las instrucciones de Washington.

Este émulo de su progenitor en su periplo por  Miami mantuvo reuniones con la peor ralea anticubana y antivenezolana para elaborar una nueva cruzada dirigida al cambio de régimen en ambas naciones y de esta manera eliminar los principales escollos del imperialismo para aplicar su nociva Doctrina Monroe en la región.

De estos conciliábulos surgió la propuesta de celebrar este 8 de diciembre lo que dieron en llamar “Cumbre conservadora de las Américas” en la ciudad fronteriza de Foz de Iguazú, Brasil, como una alternativa de la derecha, frente al Foro de Sao Paulo, organizado por la izquierda continental.

Claro que a los cubanos, sea cual fuere el resultado de dicha ‘cumbre”, al igual que los venezolanos, en nada nos va a cambiar ni entorpecer los objetivos que ambos pueblos nos hemos trazado, porque nuestros procesos, a estas alturas, no importa cuan poderoso sea el enemigo, son irreversibles.