Fidel

Nada nos quita a Fidel. Ni la muerte. Porque él es símbolo de la infinitud, conexión de siglos, Cuba dentro y fuera del archipiélago, holografía sempiterna de las mejores calidades humanas. Camagüey sigue en el mapa de sus magnitudes.

 



Nadie quedó en casa, todos estaban atentos a la televisión para saber a qué hora llegaba el cortejo fúnebre a Las Tunas. 

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Guáimaro todo fue Fidel, su pueblo dijo el último"¡Hasta Siempre, Comandante!" de toda la llanura camagüeyana. En un recorrido de más de 150 kilometros desde Céspedes hasta el territorio guaimareño, tuvo el honor de despedir las cenizas del Líder de la Revolución antes de entregarlas a Las Tunas.

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El 29 de agosto de 1959 Fidel acompaña al Dr. Antonio Núñez Jiménez en una de sus expediciones a la Sierra de los Órganos,  donde están realizando algunas exploraciones espeleológicas en torno a la caverna de Santo Tomás.

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Los camagüeyanos en vigilia unos y otros a la espera de la partida, tras doce horas de permanecer las cenizas de Fidel en el salón Jimaguayú de la base del monumento de la Plaza de la Revolución Mayor General Ignacio Agramonte, amanecieron en las calles y colmaron toda la Avenida de La Libertad y el trayecto desde la calle Cuba hasta la salida vía Oriente donde aguardó otra multitud.

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Otra vez anduvo el gigante por estos campos. Lo esperaron como siempre los guajiros dueños de sus tierras, los ganaderos, los niños, los campeones del queso. Juntos, pueblo y líder recorrieron la suave llanura camagüeyana en un simbólico abrazo de fidelidad mutua.


La Plaza de la Revolución “Ignacio Agramonte Loynaz”  y los hijos de El Mayor abrazaron con gestos de mucho amor el cortejo fúnebre que traslada las cenizas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la “Caravana de la Eternidad”.


A las 7 de la mañana se despidió Fidel de Agramonte y de esos que toda la noche cuidaron su sueño. Aunque no faltaron los vítores, quizás hoy el mejor tributo del pueblo fue el silencio respetuoso ante la salida de la caravana, símbolo de un último adiós que no fue despedida.


“Serás periodista” y la afirmación se hizo certeza cinco años después. Se es periodista a tiempo completo. Entonces, cuando llegan días grises como estos en los que tienes que recibir en el tránsito hacia la gloria definitiva a tu hombre (y lo digo con la seguridad de que a lo largo de 58 ha sido el hombre de muchas niñas, como cantó Carilda), quieres desmembrar tu ser, para hacer periodismo y para sentir con entrañas de nación.


La última noche camagüeyana de Fidel

Camagüeyanos de todas las edades se mantienen en la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte, acompañando al Comandante en Jefe durante su última noche en tierra agramontina.