CAMAGÜEY.- La edición XXXI del Premio Nacional Emilio Ballagas, convocada este año en la categoría de ensayo, distinguió por mayoría el texto “El latido de lo invisible. Varona y horcón”, de la historiadora Kezia Henry Knight.

El jurado —Leonardo Sarría, María Antonia Borroto y Félix Flores— evaluó nueve obras y lo describió como un ensayo que va “más allá del análisis literario convencional”, capaz de tocar lo ontológico, lo poético, lo íntimo.
Para Kezia, este libro que publicará la Editorial Ácana, es un ensayo distinto dentro de su propia obra: “Escribí pensando en mi familia, viendo el rostro de mi abuela y de mi madre”, declaró a la prensa.

Una de las claves—explicó— radica en la fuerza silenciosa de las mujeres que, desde la esfera doméstica o desde las grietas de la historia, moldearon destinos a partir de sus decisiones.

Su investigación, de más de 20 años, se entrelaza con las historias de su madre, Beryl, y de su abuela Georgina Knight, aquella mujer nacida en 1913 que, desde un espacio doméstico que parecía limitarla, moldeó generaciones enteras con un simple y poderoso “No” al insistir: “Mi hija va a estudiar.”

Ese “No rotundo”, dice Kezia, se convirtió en un legado que marcó a varias generaciones de la familia y la llevó a explorar historias similares de mujeres cubanas — ricas, pobres, aborígenes, artistas, cimarronas— que también dijeron “No” a las imposiciones que intentaron definirlas.

Inicialmente pensó centrarse solo en mujeres subalternas, pero decidió evitar “una exclusión al revés”: “En el ensayo están todas… las que han contribuido con su determinación al desarrollo cultural y de pensamiento de la nación”.

Graduada en 1991 y premiada desde entonces con un primer lauro en el concurso Regino Boti, por un ensayo sobre el arquitecto José Leticio Salcines Morlote, de Guantánamo; empezó a consolidar su trayectoria investigativa desde su entrada en 2003 a la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey.

Kezia consideró un reto presentarse al Premio Ballagas, pues, asegura, escribir un ensayo exigía un vuelo narrativo distinto al de un texto puramente histórico, sin prescindir de la investigación contrastable que sostiene el libro. El resultado demuestra que el ensayo puede ser también un territorio del afecto sin renunciar al rigor.

Al cierre, Maikel Sardaña, director de la editorial Ácana y representante del comité organizador, anunció que la convocatoria al Premio Nacional Emilio Ballagas 2026 queda abierta al género de la poesía.