CAMAGÜEY.- Esta Ciudad es el escenario de un encuentro cultural sin precedentes. Una delegación de niños, familiares, maestros y artistas provenientes de México ha llegado por primera vez a Cuba para compartir como Proyecto Orquestas Unidas por la Paz.

Este sábado a las 10:00 a.m., la Sala José Marín Varona acogerá el concierto inaugural, donde los músicos mexicanos demostrarán los resultados de una iniciativa de transformación social a través del arte. Interpretarán guiados por la batuta del director venezolano Gerardo Reyes Velázquez, radicado en Tepeji del Río.

Alondra Barquera Martínez, coordinadora del Proyecto Orquestas Unidas por la Paz y representante de la Dirección de Cultura de Tecozautla, en Hidalgo, identificó como motivo principal de esta iniciativa la intención de cuidado de las infancias frente a la violencia entre niños, jóvenes y adultos alentada desde otros géneros musicales: “Sí es posible unificarse por la música, pero con otro constructo” y que las familias visualicen profesiones en las artes.

“La orquesta se conforma de la decisión y voluntad de niños de diferentes municipios, donde sus papás los respaldan, asimismo los gobiernos municipales, pero en una estructura desde aficionados”, afirmó Barquera Martínez, también vinculada a la Universidad Autónoma de Querétaro.

Contó que a Camagüey viajaron habitantes de Huichapan y Tepeji del Río, aunque la agrupación aglutina de otros territorios distantes a dos, tres o cuatro horas de distancia “pero sí tenemos en común el interés de hacer música juntos”.

El Proyecto tiene su origen en el Centro Escolar Praderas, fundado por Mónica Janette Autrique Benassini, quien también acompaña a la delegación de 36 personas que salieron de casa el 14 de mayo, para una estancia de medio mes.

Estar en Camagüey es “un sueño cumplido”, dijo Autrique Benassini no solo por el intercambio cultural, sino por la inspiración mutua que genera entre los niños. Le asombra “cómo los chicos aquí aprenden”, y celebra la profunda preocupación que ha visto por el cuidado de las infancias.

“Siempre he estado buscando actividades que ayuden a los niños a desarrollar su cerebro, que les ayuden a ser mejores, que puedan aprender más rápido”, explica. En su escuela enseñan inglés, francés, natación, pero es la música la que ha tenido el impacto más notable: “definitivamente les ha ayudado a mejorar su atención, su percepción y la memoria, tres cosas indispensables para poder aprender”. Y añade: “los niños que están en la orquesta aprenden más rápido, hacen sus tareas con mayor facilidad y tienen muy buenas calificaciones”.

Este intercambio es más que un concierto. Incluye el estreno con la Orquesta Sinfónica de Camagüey de la obra La musa de Huasca, la primera obra para orquesta sinfónica compuesta por Roberto Aguilar Arellano. La presentación aquí marcará el estreno en Cuba, luego de presentarla en México y Costa Rica.

“En mi música no se van a encontrar una situación técnica, sino una situación emocional”, aseguró Aguilar Arellano tras precisar que incluye una orquesta de guitarras, que da una dinámica mucho más abierta dentro del mundo sinfónico y para resaltar los ritmos populares porque su obra contiene un huapango mexicano, bolero, danzón, entre otros géneros.

Según el compositor, es una obra de 15 minutos con distintos colores y timbres. Surgió a partir de la invitación a un concierto en Huasca, el primer Pueblo Mágico de un proyecto del país que ha recolocado en el mapa del mundo a varias localidades mexicanos, al potenciar el turismo desde las singularidades del patrimonio cultural de esas comunidades.

El concierto con la Sinfónica será el miércoles 28 de mayo a las 5:00 p.m., en la sede de la Oficina del Historiador de la Ciudad, en El Carmen. No faltarán los pequeños intérpretes mexicanos, porque, más allá del atril, lo que une es una misma partitura: la esperanza, la disciplina y el poder transformador de la música.