CAMAGÜEY.- El segmento teórico de la XXXV muestra El Almacén de la Imagen abrió con un taller de documental impartido por Osmany Sánchez, Rosa María Rodríguez Pupo y Armando Capó, quien esta vez confiere a la ciudad el estreno de su largometraje La tierra de la ballena.

El intercambio en el lobby del multicine Casablanca estuvo marcado por una reflexión sobre la ética, los modos de producción y las formas contemporáneas del documental, especialmente en sus cruces con la ficción y el cine híbrido.

Desde distintas generaciones y territorios, los tres cineastas compartieron experiencias que dialogan con una práctica situada, consciente del poder de la cámara y de la responsabilidad que implica narrar la vida de otros.

Rosa María Rodríguez Pupo subrayó el respeto que exige el documental como pacto ético, diferenciándolo de la ficción, donde el control y la exposición están más claramente asumidos. Insistió en la necesidad de revisar contratos, defender el corte final como parte de la autoría y estudiar con rigor los fondos y laboratorios a los que se aplica, recordando que los proyectos documentales suelen ser profundamente personales y rara vez recuperan todo el capital invertido en su desarrollo.

Osmany Sánchez abordó el documental como un espacio de asombro, investigación y subjetividad, alejándose del “documental frío” para incorporar códigos de la ficción sin perder el anclaje en la realidad.

Defendió una ética martiana, donde la pobreza no es deshonra, y donde el cineasta actúa como un juglar que cuenta la historia de otros con dignidad, símbolos comprensibles y una mirada crítica hacia la sociedad.

Por su parte, Armando Capó compartió una visión del documental como territorio de libertad formal y vital, especialmente desde la creación en provincias. Recalcó que no se puede hacer cine sin recursos, pero sí desde la persistencia, la comunidad y la coherencia ética. Alertó sobre el poder que el cineasta ejerce sobre sus personajes y la imposibilidad de traicionarlos sin consecuencias humanas irreversibles. Para Capó, el documental es origen y método: una forma de entenderse a uno mismo y de otorgar al personaje un lugar digno.

Quedó claro que el documental contemporáneo no es solo un ejercicio de representación, sino un espacio de negociación constante entre estética, ética, producción y vida.

En este evento que organiza la Asociación Hermanos Saíz concursan 60 obras de artistas de México, Perú, Colombia, España y Cuba. Las proyecciones tendrán lugar en el Dodo´s Café del Cine Encanto.

Fuera de competencia está el largometraje Mambí, de los canarios Teodoro y Santiago Ríos, programado para el 21, a las 2pm. Con ambos se sostuvo en noviembre un intercambio virtual, como parte de los vínculos que en los últimos años logra estrechar El Almacén de la Imagen con cineastas, escuelas y festivales de las Islas Canarias, España, entre estos, el Docurock de Tenerife.

El jurado central, encargado de otorgar el Gran Premio Luces de la Ciudad, además de los lauros por géneros y especialidades, lo integran Reynaldo Pérez Labrada, Laura María Rodríguez y Osmany Sánchez.

Para el segmento de pitching, aspiran cuatro proyectos al presupuesto de ficción, uno al de animación y dos al de documental. En el caso del pitching, estarán como jurado Osmany, Laura María y Mayra González.

Solo para esta edición se pone a prueba el Lúcem Café, proyecto de emprendimiento para promover cine, literatura y realización audiovisual desde el lobby del Casablanca, y que cuenta con la colaboración de los centros provinciales del Libro y del Cine.

Marianne Portuondo, periodista, realizadora y parte del comité organizador del Almacén, comentó al periódico Adelante sobre la posibilidad de abrir al público en enero por detalles organizativos y de problemas de electricidad en el sistema del inmueble.

Fundado a inicios de los noventa, El Almacén de la Imagen continúa siendo ese espacio raro y necesario donde las generaciones se cruzan sin pedir permiso. Y esta vez, desde el Lúcem Café deja la certeza de que el cine, incluso el menos favorecido, sigue encontrando dónde sentarse a conversar.