CAMAGÜEY.- Este 1ro. de Mayo no amaneció igual. Ni se pareció a otros cercanos en el tiempo: las calles y avenidas permanecen con el movimiento mínimo, el indispensable. Se extrañan los años en que el bullicio,y las risas se adueñaban de la madrugada, a la espera impaciente de las primeras luces del día.

Mayo no amaneció igual. Su primer día guarda el silencio impuesto por una enfermedad que hace estragos y cuyos recientes rebrotes obligan a obrar con cautela, porque la vida es única, y preservarla, objetivo común.

La COVID-19 no entiende de cercanías, de cariños, ni de afectos. Suele ser implacable con quienes se atreven a desafiarla violando las reglas sanitarias. Millones de víctimas en todo el mundo prueban que no anda de bromas. Esa es la triste película que vive el mundo este 1ro. de Mayo, un Día Internacional de los Trabajadores que exige guardar estrictas medidas de protección.

La fiesta de Mayo, la típica, se echa de menos. Los colores, el entusiasmo, el confraternizar con viejos amigos, el acompasado ritmo de las congas y hasta las cubanísimas bebidas que animan la alegría y espantan el cansancio, son escenas que llenan de nostalgias y quedan reservadas a la espera de una situación sanitaria favorable, esa que los cubanos anidamos con Abdala y Soberana 2.

Nuestras verdades colman hoy los espacios virtuales, desbordados de razones desde nuestras calles, avenidas, centros laborales, repartos y comunidades.

No podremos gritar nuestro amor patrio en la Plaza, ni recordarle al adversario que Cuba ni se rinde ni se vende; que construimos una sociedad con limitaciones, con muchas y acentuadas carencias, pero con la dignidad de un pueblo crecido.

No puede ser ahora, mas el impasse, la calma, no presagia quietud. La Central de Trabajadores de Cuba y sus sindicatos reformulan ideas, varían estrategias y con una conducta responsable, llegan a quienes en estos difíciles tiempos tejen bellas historias de vida.

Este no es el 1ro. de Mayo que estamos acostumbrados, pero hacemos el que las circunstancias nos permiten. No ha faltado el reconocimiento, el saludo en la distancia, el abrazo en mímica, el beso con distancia física. Las herramientas de cariño nos sobran, como nos sobran argumentos para seguir este proyecto, tejido con las manos de millones de cubanos dignos, de cubanos nobles, de grandes seres, de grandes ideas.

Mayo no amaneció igual, pero no hay cabida para las añoranzas, porque los retos de estos tiempos imponen nuevos compromisos, llaman a elevar la productividad, a mostrar eficiencia, a crecernos como sociedad frente a las arbitrariedades crecientes de un bloqueo de más de seis décadas.

Mayo no amaneció igual, pero no faltó el desfile, ahora simbólico, que reunió en la Plaza a nueve de las mejores empresas de la provincia, a las cuales se les reconoció su hacer, su aporte, la contribución a que el país afiance proyectos de desarrollo.

Ariel Santana Santiesteban, presidente del Consejo de Defensa en Camagüey, y Yulian Léon Rondón, secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en la provincia, entregaron reconocimientos por sus saldos productivos en el actual año a la Empresa de Aceites y Grasas Comestibles, Empresa de Servicio a la Agroindustria Azucarera (ESazúcar), Copextel, Empresa de Revisión Técnica Automotor (ERTA), y a la Empresa de Mantenimiento a Grupos Electrógenos Fuel Oil.

Además, fueron estimuladas la Empresa Provincial de Turismo de Ciudad Santa María , la Empresa Provincial de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, y la Empresa Militar Industrial Ignacio Agramonte.

Allí, en la Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte, la de tanta historia, estuvieron los Héroes del Trabajo de la República de Cuba René Huerta y José Pardo Nápoles, quienes depositaron una ofrenda floral ante la estatua del insigne patriota camagüeyano Ignacio Agramonte.

No fue una jornada de fiesta habitual, pero los dirigentes sindicales, del Partido y del Gobierno, en mínima representación de los miles que festejamos desde casa y desde los frentes de producción, convocaron a continuar nuestra batalla permanente por construir un mejor Socialismo, y reafirmaron la voluntad de soñar, de crear, de crecer como país, de seguir haciendo Cuba con una premisa irrenunciable: unidad.