CAMAGÜEY.- La COVID-19 ha sido un fenómeno global, con influencia en la economía mundial y nacional. El sector empresarial de la provincia lo sintió; sin embargo, no dejó de aportar para que se percibiera lo menos posible el impacto de la enfermedad.

La Empresa de Turismo de Ciudad Santa María se consolida como ejemplo de lo eficiente que puede ser la economía estatal socialista, aun en las peores condiciones. ¿Cómo adecuar los servicios, en tiempos de aislamiento, de una empresa que depende de que los clientes vayan a sus unidades para cumplir los planes y afectar lo menos posible a los trabajadores?

Ese fue el pensamiento desde antes de que apareciera la enfermedad en Camagüey y también la clave para sortear la situación. Idearon e implementaron un grupo de medidas sin dejar de soñar, de buscar donde es-tuviera lo que necesitaban y sacaron las reservas creativas para no empeñar el futuro.

PREVISIÓN SIN DEJAR DE SOÑAR

La máxima que les guio en estos casi 100 días inusuales para Cuba fue preservar los planes de ingreso que se habían previsto y lo lograron al punto de que sobrecumplieron entre un 100 y un 105 % en las dos monedas. El programa concebido, según explicó Armando Pérez de Quesada, especialista principal de la UEB de Servicios, tenía la meta de no dejar de brindar servicios.

“Las unidades de Comercio readecuaron los horarios y se implementó la venta por cheques a terceros, o sea, nos convertimos en proveedores”.

La gastronomía se las ingenió, pusieron en práctica una vieja idea nunca concretada: comidas para llevar y entregas a domicilio.  Por la no entrada de turismo los Bicitaxis Andariegos, cuya función en tiempos normales es trasladar visitantes quedaron sin trabajo. Les vino, entonces, como anillo al dedo, la mensajería.

“Se les capacitó en las medidas de higiene y buscamos los medios de protección. Promocionamos la oferta por todas las vías, incluso las redes sociales. Los precios oscilaron entre 25 y 60 pesos. La modalidad para llevar resultó también muy solicitada, las personas pedían en la unidad y para evitar aglomeraciones se les decía, con exactitud, la hora de recogida, siempre cumpliendo las normas de higiene orientadas por el Ministerio de Salud Pública”, agregó Pérez de Quesada.

A pesar de las dificultades y gracias a esas alternativas se mantuvo el salario medio de los trabajadores por encima de los 1 000 pesos, hubo pocos interruptos y solo se acogieron a la garantía salarial 26 trabajadores —17 madres, ocho vulnerables y uno por lejanía—, a otros 52 se les aprobó el trabajo a distancia.

DONDE HUBIERA Y DONDE SE PUDIERA

Para que la gastronomía y el comercio puedan funcionar tienen que estar respaldados por un aseguramiento logístico que garantice recursos e insumos. Esa tarea en la economía cubana de por sí ya es complicada, pero en tiempos de pandemia y con limitación de movimientos se complejizó doblemente para la UEB Logística de Santa María.

“Buscamos mercancías en Varadero, Cayo Coco. Todas las provincias estaban iguales y cada una reserva para los suyos, hubo que recorrer buena parte del país cuando la situación era más complicada. Cada camión tiene su solución clorada y a los trabajadores se les garantizó el gel antibacteriano y tres nasobucos.

“Ampliamos la lista de proveedores y utilizamos los encadenamientos con minindustrias locales en los que ya la empresa tiene experiencia. Gracias a estas alternativas tuvimos ofertas sin que se nos encareciera mucho el producto”, enfatizó Yuri Suárez Jiménez, director de la UEB Logística, quien agregó que hasta el hospedaje se complicó y hubo que montar dos choferes en el camión para hacer los viajes de ida y vuelta.

Tan difíciles fueron los meses de abril y mayo que tuvieron que comprar lo que apareciera y donde apareciera, lo cual les deterioró el costo; sin embargo, defendieron la máxima de traer algo, había que respaldar una demanda por encima de lo esperado. Allí jugó un rol esencial la gestión comercial, negociando mejores precios de manera que no se deterioran los indicadores con impacto directo en el salario de los trabajadores.

“Cuando empezaron a escasear los proveedores hubo que acudir a aquellos que tenían mercancías y les urgía venderlas. Buscamos cosas que pudieran servirles a las empresas que sí estaban funcionando, tanto que en un mes las ventas por cheque representaron el 90 % del total. Aunque la indicación fue reducir los planes, nosotros decidimos llegar al menos al 80 % del original porque no queremos renunciar a lo que nos propusimos para el año. Será duro, porque de 60 000 clientes mensuales en las unidades caímos a unos 25 000, pero nuestra estrategia contemplaba alternativas que dieron resultado”, aseguró León Jiménez.

ASEGURAR EL FUTURO SIN OLVIDAR LAS EXPERIENCIAS

Muchas de esas variantes quedarán impregnadas, para bien, en la rutina de Santa María. “No se puede dejar de pensar en el cliente”, asegura Miguel Ángel Leyva Cruz, su director general, por eso la meta fue garantizar un servicio de máxima calidad, ajustado a las condiciones del momento.

Apoyados en el soporte informático, aprovechamos las tecnologías para evitar las reuniones sin dejar de hacer los comités de negocios, las coordinaciones, los encuentros de nuestras organizaciones, todo online.

“Las experiencias llegaron para quedarse, ya diseñamos los ciclos para transportar la comida a domicilio, con condiciones para ponerles carbón y mantener la temperatura. También haremos las pruebas de la tienda virtual en la plataforma Enzona con los productos que tenemos en las unidades de comercio y ofertas gastronómicas.

 

“La situación generada por el nuevo coronavirus nos obligó a crear y a pensar más en las soluciones que en los problemas. Cuestiones tan básicas como las medidas de higiene, el uso del nasobuco, el distanciamiento físico y la eliminación del hacinamiento en las unidades son rutinas que hay que mantener”, expresó Leyva Cruz.

Buscar alternativas, soñar con los pies en la tierra y proteger a su gente fueron algunas de las claves que los hicieron salir de estos meses en una posición envidiable. No ha resultado fácil, varias empresas en el territorio tuvieron pérdidas; sin embargo, la pandemia no pudo con Santa María.