CAMAGÜEY.- “Para construir hay que investigar”, sentencia Carlos Ferrán Sarduy, director de la Unidad de Investigaciones Camagüey-Ciego de Ávila-Las Tunas de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas a la Construcción (Enia-Invescons), y agrega: “Estamos antes, durante y después de concluida la obra. Somos los primeros en entrar y los últimos en irnos”.

Creada en 1981 con el objetivo de brindar servicios de investigaciones aplicadas y estudios ingenieriles en el sector de la construcción, Invescons goza hoy de personal competente con años de experiencia que ha asumido con éxito su misión en las principales inversiones del país, específicamente en el territorio: el desarrollo de la cayería norte de Ciego de Ávila y Camagüey, los parques fotovoltaicos, el parque eólico Herradura 1 en Las Tunas, la planta de ácido y ferroníquel en Moa (Holguín), la planta de Cloro sosa en Sagua la Grande (Villa Clara), entre otras.

“Nuestro servicio líder son las investigaciones ingeniero-geológicas”, destaca Ferrán, “que con la incorporación de nuevas tecnologías hemos podido ampliarlo y garantizar mayor calidad. Igual sucede con el de topografía, otro de los destacados y en el cual contamos con siete comisiones, la mayor cantidad del país”.

Servicios que brinda:

  •  Investigaciones ingeniero-geológicas.
  • Topografía.
  • Perforación e Inyección.
  • Ensayos geotécnicos y químicos.
  • Servicios de Metrología.
  • Estudios geotécnicos in situ.
  • Diagnóstico y Patologías de estructuras.
  • Modelación Estructural.
  • Restauración e impermeabilización de construcciones.
  • Consultoría proambiente.
  • Control de Calidad a ejecución de obras.
  • Otros servicios: Proyecto y ejecución de aterramientos, reparación de copiadoras de planos y plotters, rehabilitación de servicios.

Alexey, el joven a la derecha, recoge la información durante el trabajo de campo para luego realizar los informes.Alexey, el joven a la derecha, recoge la información durante el trabajo de campo para luego realizar los informes.

EN EL CAMPO

El trabajo de campo es de los más duros pero algunos lo prefieren. “Somos los primeros en entrar y a veces las condiciones del terreno todavía son muy difíciles, pero el equipo se entiende, todos saben lo que hay que hacer y ante cualquier duda nos consultamos”, refiere Alexey Nápoles Puga, especialista principal del grupo de ingeniería y jefe del proyecto de la fábrica de cemento.

“Ahora estamos haciendo calas ingeniero-geológicas para determinar luego en el laboratorio los parámetros geotécnicos del suelo y las rocas donde se levantarán los cimientos de los diferentes objetos de obra. Luego con esos resultados se realiza el informe final. Somos los únicos en el país con la experiencia de cómo hacerlo; sin embargo, nuestro trabajo es poco reconocido. Necesitamos más tecnología porque entra poco a poco, pero no con la inyección que hace falta, y eso desmotiva”.

Así lo siente también Osbel Olivera Olazábal, operario C de máquina perforadora. “Trabajamos 24 días por seis de descanso, más de ocho horas diarias, en todo el país, cargando hierro y dando mandarria en el fango, con polvo y mucho ruido, es un trabajo muy pesado".

 “La dotación está integrada casi siempre por cuatro o cinco personas: un operario, dos ayudantes, el chofer y el ingeniero, que de solo mirarnos nos entendemos y sabemos qué hay que hacer. ¡Fíjese que el que menos tiempo lleva aquí soy yo y ya son 11 años!”

Coinciden todos en que la permanencia es una característica de la institución; no obstante, Osbel ya valora otras ofertas porque “el salario no se corresponde con nuestro sacrificio, hace más de dos años no nos dan botas de goma y guantes, tampoco entran equipos nuevos… y nosotros estamos en las obras más importantes del país”.

CON VISIÓN TOPOGRÁFICA

“Esa es la parte más fea: el campo; lo lindo es cuando se le da forma en la computadora. Esto tiene que gustarte”, comenta Yoandi Varona Basulto, técnico en proyecto e ingeniería, y encargado de la topografía.

Él es quien dice dónde se harán las perforaciones para el estudio del suelo, alinea las columnas, verifica la exactitud en la colocación de las bases de las estructuras y certifica el trabajo del resto de las comisiones constructoras. “Somos quienes decimos si la plataforma está lista para la construcción”.

Con 24 años de experiencia como topógrafo, de los cuales ha vivido los tres últimos en Invescons, Yoandi reconoce entre sus experiencias más bonitas las de Cayo Coco y Cayo Cruz: “los viales, el aeropuerto, situar las antenas para los radares fueron trabajos de mucha precisión en los que tienes que poner cuatro o cinco veces el equipo y medir otras veinte lo mismo. Son metas difíciles que te exigen más esfuerzo".

“Llegar a un monte lleno de maleza y ver que al año hay un hotel, porque estamos hasta que se ponga el último tornillo, vemos la obra desde que nace hasta que se termina, es reconfortante. Una obra es como si fuera un hijo tuyo: lo hiciste, lo ayudaste a crecer y luego ves en lo que se convierte, ¡eso llena! Y cada una te impone nuevos retos porque trabajas con tecnologías distintas, intercambias con otros ingenieros y especialistas y siempre aprendes algo nuevo, hasta de los más jóvenes”.

Así cada uno de estos hombres entrega lo mejor de sí día tras día en una institución que se ha propuesto para este 2020 ampliar su cartera de negocios, mantener la satisfacción de los clientes y la Certificación de los servicios de Investigaciones Aplicadas, cumplir con los cronogramas de las obras con la calidad requerida, elevar el nivel profesional de los trabajadores, ampliar el alcance de la acreditación de los ensayos de los laboratorios de Ciego de Ávila y Camagüey, y lograr la compra de útiles y herramientas de trabajo, entre otras metas.