CAMAGÜEY.-La noticia llena de orgullo a los camagüeyanos. La Academia de Ciencias acaba de otorgar en el acápite de ciencias técnicas su galardón del 2021 al trabajo relacionado con la influencia del diseño arquitectónico y urbano en el ambiente térmico interno y el consumo de energía en las condiciones climáticas de Cuba, con énfasis en los edificios no residenciales, como hoteles, instalaciones administrativas y de servicios, organismos y escuelas, entre otros.
Junto a otros destacados académicos del país, reconocidos con este premio figura el arquitecto y Doctor en Ciencias Guillermo de la Paz Pérez, integrante del claustro de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, quien vive apasionado por la bioclimática dado el impacto económico y social que tiene.
No deja de reconocer que la arquitectura bioclimática aprovecha lo que brinda el medio de forma natural, de la que se infieren estrategias de acondicionamiento del control solar, la iluminación, ventilación, la que incluso integra las fuentes renovables de energía.
"Es una arquitectura que optimiza sus relaciones energéticas con su entorno, pero utiliza el propio diseño arquitectónico para lograrlo. Es una arquitectura que responde a las condiciones climáticas locales del sitio donde se ubica. Se trata de diseños que hacen una lectura de la arquitectura vernácula, que fue adaptada al clima mediante prueba y error, para luego hacer una reinterpretación a la luz de los nuevos conocimientos", explica De la Paz.
Es un estudioso que medita bien a la hora de dar respuesta. Quizás otro entrevistado formula la respuesta de la significación del premio de un modo directo, sin embargo, remite a los antecedentes de su acercamiento a la ciencia.
"Al iniciarnos en el mundo de las investigaciones, lo hacíamos para continuar nuestra preparación y cumplir con las exigencias de nuestra labor docente e investigativa de profesor universitario.
"Después, cuando pasan los años lo hacemos por el placer de aportar algo útil y nuevo, lo cual es muy gratificante y la ciencia lo hace posible. Pero, si esa ciencia es parte de la arquitectura, la primera y más útil de las artes, sencillamente se disfruta, más allá de los obstáculos del camino.
"Por estos motivos, no trabajamos con la vista puesta en los premios. Ellos llegan y se agradecen, pues no todos los días se obtiene un Premio Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba", razonó.
El primer Premio Academia lo recibió en 2011, con un equipo de profesores de la Universidad de Camagüey cuyo resultado se tituló “Contribución a la conservación del patrimonio urbano y arquitectónico del Centro Histórico de Camagüey” y el segundo en 2021, con un grupo de profesores de la Cujae, con el resultado “Medio ambiente construido sustentable. Influencia de las soluciones arquitectónicas y urbanas en el ambiente térmico interior y el consumo de energía.”
Destacó que en ambos casos no se trata de un trabajo individual, es un trabajo en equipo, donde no solo aporta cada investigador miembro, sino también los estudiantes que trabajan con nosotros, tanto en Grupos Científicos Estudiantiles, Alumnos Ayudantes, como los que guiamos sus tesis.
Sus aportes al primer premio fueron resultados de su tesis de maestría, defendida en 2008 y los aportes al segundo, los de la tesis de Doctorado en Ciencias Técnicas defendida en 2019.
Detalló que en el segundo premio propuso recomendaciones para el diseño de protección solar del vano, según la orientación específica (norte, noreste, este, etc) y el contexto urbano (los edificios al otro lado de la calle o espacio urbano), lo que se refleja en una aplicación informática para el diseño arquitectónico (CtrolSOLARQ).
Puntualizó que esta herramienta es de validez general para las zonas geográficas de Cuba (Oriente, Centro y Occidente), aplicable a cualquier provincia y al nivel de piso donde se esté diseñando.
Estos resultados permitieron modificar la norma vigente de eficiencia energética en edificios, para su uso en empresas de proyecto, que también serán los usuarios del mencionado software. Todo con el propósito de reducir la demanda energética del ambiente construido en nuestro país.
"La solución es el control (protección) solar del vano (ventana o fenestración), que lo consideramos como complemento de la protección aportada por el contexto, lo cual es un nuevo aporte que no aborda la norma. Estos criterios se desconocen y subestiman, pues se siguen haciendo costosos edificios con un uso indiscriminado de ventanas de vidrio sin protección solar que no responden a nuestras condiciones locales (climáticas, económicas y de identidad cultural. Lamentablemente, estos inmuebles nos costarán mucho más en la etapa de explotación de su ciclo de vida".
—En qué trabaja actualmente en el campo de la investigación.
—Ahora, junto a mis compañeros del Premio Academia 2021, estamos en un proyecto de investigación aplicada y de desarrollo, coordinado por la Cujae, aprobado por CITMA dentro del programa Adaptación y Mitigación del Cambio Climático, para su ejecución en el período 2022-2024, que se titula Adaptación del hábitat urbano al cambio climático en Cuba.
"En estos momentos elaboramos el marco teórico, del cual me correspondió el tema de las Variables urbanas que influyen en la adaptación a la elevación de la temperatura. Hay un problema sabido, el efecto de Isla de Calor Urbana. Se trata del cambio de los patrones climáticos locales causado por la urbanización. O sea, el microclima que se crea en las ciudades, cuando la vegetación, los ríos y los lagos se sustituyen por edificios, asfalto y hormigón.
"Todo esto tiene mucha relación con las recomendaciones de diseño resultado de mi tesis, para disminuir la demanda energética, pues en la medida que aumente la temperatura en la ciudad por el efecto de isla de calor, aumentará el consumo de energía por climatización, y las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por su producción.
"Entonces, reducir la demanda energética, su impacto ambiental y económico favorecerá el confort de las personas y contribuir a mitigar y adaptar nuestras ciudades al cambio climático. Por supuesto, todo esto responde a los objetivos
Por supuesto, todo esto responde a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) establecidos por las Naciones Unidas para el año 2030".