Quién ha dicho que la gente no salió a las calles, quién puede negar que hubo concentraciones, incluso en La Coronela hubo tumulto en la mañana. La diferencia es que la puesta en escena no fue la que escribieron los guionistas, no fue la de Gane Sharp, tampoco fue la mala copia que pretendían hacer del discurso de Václav Havel.

Con términos similares de “libertad”, “democracia” y “respeto” a los derechos humanos, Havel acusaba al gobierno checoeslovaco de 1989 de ocultar los problemas; su versión cubana acusa al de la Isla de tener miedo a la verdad. Quisieron reproducir en Cuba lo ocurrido en aquella Checoeslovaquia, pero ese guion no lo escribió Havel y mucho menos Yunior.

No faltaron quienes desde afuera incitaron e incluso montaron el paripé de un viaje a Cuba a apoyar a los “muchos” que saldrían a las calles, similar a lo que hizo Carlos Manuel Álvarez cuando el montaje de San Isidro. Otaola y Rosa María Payá se harían acompañar de un eurodiputado de ascendencia nazi, nunca más oportuno aquel “dime con quién andas y te diré quién eres”.

Tampoco faltaron los que acusaron a los cubanos que defendieron su proyecto de país de retomar los viejos actos de repudio; sin embargo a ninguno de estos acusadores los hemos visto condenar las campañas de presión contra los artistas cubanos en Miami o los linchamientos mediáticos a cualquiera que se atreva a defender la Revolución, ¿es acaso cuestión de preferencias?

¿Y por qué ellos no salieron a las calles? Más que por la feroz represión que solo aparece en los medios que los apoyan, esta gente, los que llevaban meses anunciando la marcha y su plataforma, están desconectados de la realidad cubana. Su apoyo, de cerca de 40 000 miembros en Facebook, es solo virtual, y la gran mayoría de residentes en el exterior del país, sin un programa más allá de la provocación que resuelva los problemas que tanto aluden.

Carece de legitimidad quien entrega una carta con los nombres de los que supuestamente iban a manifestarse y en breve sale una directa en redes sociales de uno de los firmantes denunciando que su nombre ha sido utilizado sin su consentimiento y que jamás ha visto a la organizadora de la protesta.

Carece mucho más de prestigio una “organización” que denuncia la presunta desaparición de su principal rostro visible y este aparece 24 horas después en España, luego de varios días de gestiones para el viaje, según publica un renombrado medio de prensa de aquel país y con una visa otorgada hace tiempo.

 

¿Qué fue verdaderamente el 15N, el que vivimos la mayoría luego de una pandemia que nos ha confinado por largos períodos? Pues un lunes de múltiples festejos, por la reapertura del país, de las instituciones culturales y deportivas, del comercio y la gastronomía, y sobre todo, por el regreso a las aulas.

Yo vi personas contentas y tranquilidad en nuestras calles, pero también vi mucha gente dispuesta a defender esa tranquilidad ante el más mínimo intento desestabilizador. Por eso trabajadores, jóvenes y mujeres inundaron en varios momentos las plazas y parques, sí, y se manifestaron también, por las ideas en que creen y que ayudan a construir.

¿Que hay que seguir trabajando?, pues claro, nos queda mucho por hacer. Burocracia que desterrar. Corrupción que combatir. Barrios y comunidades vulnerables que reconstruir. Problemas de vivienda por resolver. Ineficiencias por eliminar. Fuerzas productivas que desatar. Pero sobre todo nos falta mucha gente, dentro y fuera del país por convencer de que sí se puede echar pa’lante un país como Cuba, del tercer mundo y además lleno de agresiones, de que sí es posible una alternativa al injusto orden imperante. Esta nación, aunque rodeada de agua, ha probado ser más que un simple archipiélago.