CAMAGÜEY.- Las ferias son algo más que un simple ejercicio de compra y de venta. Es también, espacio donde recrearse, caminar y encontrar, o conversar con amigos, lo cual le añade otro toque de especial encanto.

Y ahora, como en muchas otras ocasiones, es común ver a las personas moverse de un lado a otro, en busca del recurso que le viene faltando para el día clave de cada año: el 31 de diciembre.

Las viandas, el cerdo, y las ensaladas, preferentemente la lechuga, son el blanco preferido, o la "plantilla" invariable, de quienes aprovechan estos grandes escenarios, para surtir o reforzar el menú hogareño, ante la inminencia del nuevo calendario.

Por supuesto, tampoco puede faltar en esta cesta familiar, la cerveza, o el vino espumoso. Grato resulta ver cómo las más diversas generaciones confluyen en una dinámica social que, año tras año, se desean mutuamente muchas cosas buenas.

Los abrazos se replican, incluso, un estrechón de manos, o un saludo “deportivo”, son parte de ese lenguaje extraverbal, cuando el apuro no permite detenerse unos minutos para la charla.

Ahora, en un nuevo encadenamiento entre colectivos, la Feria en Camagüey fue un buen ejemplo de cuánto puede hacerse, si muchos, ponen la voluntad, y los recursos, en función de que todos, puedan reunirse en casa con las condiciones mínimas para tan festiva jornada.

El 2024 se agota y, conforme a la tradición, los deseo de suerte, felicidad, y salud, se convierten en algunas de las expresiones más recurrentes.

Y, por supuesto, apegado a la tradición, las sostengo. Gracias a la Feria, por el pretexto de despedida anual.

Por eso, ¡Abran paso al 2025!