CAMAGÜEY.- Hay llamas que arden siempre. Por esa esencia Fidel avivó, junto a otros jóvenes del Centenario, los hornos en el camino definitivo de la nación.
Desde entonces, las antorchas no se han apagado. Cada 27 de enero llenan las plazas y las calles en un acto de amor. No se encienden para el recuerdo, se encienden como certeza de que en cada tiempo difícil la llama del Maestro ha sido sostén y guía para una Revolución que se construye en quienes llevan el fuego.
“Audaces y ágiles”, así los llamó Roberto Alejandro Carrazana Carballo, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) de la Universidad Médica. Los jóvenes han sido el alma de este proyecto imperfecto que levantamos con la estrella martiana como premisa, y los de hoy, como los de cada generación, “están dispuestos a vencer”.
A los 100 de la Federación Estudiantil Universitaria y los 60 de la Unión de Jóvenes Comunistas estuvo dedicada la marcha. Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/Adelante
Por eso, en la Plaza de los Trabajadores había muchachos de todas las edades prendiendo antorchas, saltando, bailando… rostros a medio ver que anduvieron por centros de aislamiento, Zonas Rojas, líneas de producción, siembra de caña, limpia de tierras, barrios reconstruidos… construyendo a un país en la obra diaria.
Foto: Leandro Pérez Pérez/Adelante
En cada esquina alguien se sumó al convite, los vecinos salían a terminar los versos sencillos que insuflaban la marcha, las banderas mambisas abrían paso. En el Casino Campestre, nuestros médicos custodiaban el puente y no pudo ser más hermosa la luz, mucho hay de Pepe en quienes nos salvan a diario.
Foto: Alejandro Rodríguez Leiva/Adelante
Fidel volvió a hablar en su Plaza de la Libertad. El pueblo volvió a escuchar la vez que él lo nombró trinchera moral en unas palabras dichas para todo momento. Los que con sus antorchas y con su marcha decidida, habían iluminado el trayecto respaldaron a Laura Marian Bacallao Padrón, presidenta de la FEU de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, cuando aseguró que serán siempre fiel al Partido y al Gobierno.
En las plazas y en las calles había fuego, hay fuego en la juventud, la que va desde los 5 años hasta los 120. Las brasas nos vienen desde el Bayamo que prefirió la quema antes que la entrega, y llegan hasta hoy, hasta el presente que ya hace futuro porque tienen el combustible de un hombre que se hizo luz para renacer.