CAMAGÜEY.- Parece que fue ayer, pero ya han transcurrido 44 años desde su aparición en el circuito de esta provincia: el Hotel Camagüey, de la Cadena Islazul, sigue siendo la instalación icónica, la misma, cuyas actuales generaciones mantienen con ese similar esplendor inicial, los muchos atractivos que perduran hasta nuestros días, desde el relativamente lejano 22 de junio de 1976.
Ni las ventiscas acompañantes al SARS-CoV-2 le cerraron sus puertas, las que sirvieron para recibir, en ese primer momento, a los turistas que en el pasado marzo, cuando surgieron los primeros casos en el país, marchaban hacia la capital para agilizar los procesos de regreso a sus respectivos destinos.
De inmediato movieron los servicios para asimilar el alojamiento y alimentación a las empresas que mantienen su vitalidad por intereses impostergables de la economía nacional, aunque ya comenzó, desde el pasado 18 del actual mes, a hacer sus primeras facturas al mercado interno, tal como se concibe en la actual fase de traslado a la nueva normalidad.
El disparo de arrancada trae consigo la inminente y escalonada reapertura de todas las áreas dispuestas para recibir huéspedes, hecho que se tradujo en el retorno de esa vitalidad interior, en el hacer por devolver vida a esos sitios que estuvieron inmovilizados durante estas largas semanas.
“No pocos cambios habrá —dice la joven directiva, Yanaima Canes Zayas. Nos hemos propuesto la segunda fase del mejoramiento del popular cabaré TradiCuba, el mejoramiento de sus camerinos, así como el área de elaboración de comestibles".
El tiempo de relativo impasse, además, fue aprovechado para con mucho esfuerzo recuperar una habitación que estaba fuera de orden, sumar las operaciones de mantenimiento en el lobby-bar, y también incluyeron mejoras ligeras en áreas verdes, y algunos tramos de la cerca perimetral.
Los trabajadores ahora disponen de un mejor parqueo, y la antigua cafetería acogerá un restaurante de lujo, y como experiencia de estas semanas de limitaciones por la pandemia del nuevo coronavirus, mantendrán como una opción la venta de dulcería fina y tradicional, a la que pudiera sumarse la venta de moldes de pizza a precios atractivos.
El perenne propósito de exhibir alta calidad en las ofertas y profesionalidad en la atención de sus huéspedes, sigue siendo una premisa indispensable en este recinto, cuya fuerza laboral se somete a distintos sistemas de preparación en aras de asomarse al inminente verano, con un superior conocimiento de las condiciones que impone el cerco del peligroso patógeno.