CAMAGÜEY.- El pueblo de esta ciudad rememoró la marcha desde la calle San Pablo hasta el antiguo Cuartel Agramonte, hoy Ciudad Escolar, para mostrar su apoyo a la Revolución Cubana, como hiciera un día como hoy, pero hace 60 años, junto a Fidel Castro Ruz y Camilo Cienfuegos Gorriarán, quien había desarmado la conspiración gestada por Huber Matos.

Frente al balcón donde los líderes se dirigieron, en aquella oportunidad, a los campesinos, los trabajadores y combatientes, se escucharon las palabras del integrante de la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic), filial provincial, Fernando Crespo Baró el que se refirió cómo el Camagüey de Agramonte, completo, se había dirigido a ese lugar a descabezar la conjura de un desleal a la patria, al que puso obstáculos al desarrollo económico del territorio.

“Dos ametralladoras apostadas, soldados confundidos con sus armas listas para disparar. Y solo un hombre, un leal, un corajudo, un martiano como Camilo entró a su habitación y lo sacó del lecho para entregarlo a la justicia. Ese es el recuerdo de gratitud que estamos obligados a guardar de esos grandes héroes y al sentido de esta nación. Con ese espíritu tenemos que responder al llamado del presidente Miguel Díaz-Canel, en pensar y absorber en todo su significado el concepto de país”, dijo el especialista.

La pionera de sexto grado de la escuela Rafael María de Mendive, expresó a Adelante Digital su intención de “apoyar al proceso socialista que construimos desde mis deberes como estudiante y futura profesional”. El joven Dayan Manuel Guerra Ferrer, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), opinó sobre la importancia de que la nueva generación continúe “la guía y el ejemplo de nuestros máximos dirigentes para mantener en alto las banderas del socialismo”.

En el acto también se entregaron los carnés de ingreso a las filas de la UJC, a 11 educandos, y luego el presidente de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU), de Ciencias Médicas, de esta ciudad, Juan Carlos Blanco Lores se pronunció en nombre de las juventudes como eternos defensores de los ideales y virtudes que acompañaron a los protagonistas de aquel 21 de octubre de 1959, en aquel triunfo inolvidable sobre la traición.